Devolviendo el favor

El que se entendía era el rico ha estado ayudando al pobre, pero quizás haya llegado el momento de hacer lo contrario.

Venezuela ha dado a Cuba un gran apoyo en forma de inversiones en fábricas, puertos, vías de acceso, refinado de petróleo, equipos y, aún más importante, vía el suministro de petróleo y la contratación de miles de asesores y especialistas cubanos. Ahora, cuando Venezuela está en crisis, espera que Cuba le reciproque ese apoyo.

Lo irónico del caso es que el gobierno venezolano atribuye las penurias económicas del país a una conspiración en su contra liderada por los EE.UU. con la complicidad de intereses venezolanos, a fin de destruir la revolución socialista puesta en marcha por Hugo Chávez.

Pero parece ser que el apoyo que Cuba podría darle procedería en parte de los avances económicos que pueden ocurrir en la isla como resultado de la normalización de las relaciones con los EE.UU. Si así fuese, los EE.UU., presunto causante de los problemas venezolanos, sería el que por vía indirecta ayudaría a resolverlos.

En un foro económico bilateral celebrado a mediados de junio, Cuba presentó unos 300 proyectos para los que busca inversionistas extranjeros, en particular para la inmensa zona de desarrollo de Mariel, la cual dijo cuenta ya con propuestas hechas por 400 empresas de 30 países.

Pero aunque Venezuela reiteró su disposición de invertir en sectores estratégicos cubanos, incluyendo acero y derivados del petróleo, puso énfasis en destacar que Cuba necesitará insumos como mármol, cemento y alimentos que pueden ser suplidos por empresas venezolanas, las cuales tendrían acceso a créditos y materias primas con ese propósito.

Un ejemplo serían productos asfálticos para recubrir techos. Podría suceder entonces que esos techos impermeabilizados cubran a los turistas e inversionistas estadounidenses en los hoteles, posadas, restaurantes, oficinas, casas y factorías en Cuba.

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Gustavo Volmar