Fuego y furia

Del otro lado del mundo, podría decirse, está la península coreana respecto de la República Dominicana, pero la gran distancia no ha impedido que vehículos coreanos estén entre los más vendidos aquí, y tampoco impediría que un conflicto militar en esa zona afecte a nuestra economía. Afortunadamente, la probabilidad de que algo así ocurra parece remota, ya que todos los involucrados sufrirían grandes pérdidas, siendo por lo tanto irracional permitir que una disputa se salga de control.

La retórica belicista, sin embargo, que incluye amenazas de fuego y furia por parte de los EE.UU. y anuncios de planes de ataque preventivo del lado de Corea del Norte, ha servido hasta ahora para beneficio de los especuladores. El temor que esas declaraciones provoca entre los inversionistas, motiva traslados de fondos a monedas “seguras”, como el franco suizo y el yen, a pesar de que en caso de un incidente real sería casi seguro que Japón resultara afectado. Y también motiva descensos en los índices bursátiles, todo lo cual es aprovechado por especuladores para obtener una ganancia anticipando las fluctuaciones de precio de las monedas y las acciones.

El intercambio de amenazas ocurre en un momento en que un creciente número de analistas considera que los índices de precio de las acciones han llegado a niveles demasiado elevados, y que se avecina una corrección a la baja. Aunque ésa no es una opinión unánime, refleja la presencia de un germen de desconfianza que actúa como caja de resonancia para magnificar las consecuencias de eventos que, como las indicadas amenazas, no deberían ser tomadas en muy en serio por los mercados.

La economía dominicana podría ser afectada si las variaciones cambiarias llegaran a ser más amplias o de mayor duración. Pero aunque nuestra moneda no es considerada por los inversionistas como un refugio, el oro sí lo es, y el alza en su precio es mayor cuanto más agria sea la disputa verbal.

Gustavo Volmar