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Interrupciones de continuidad

Se presume que el nuevo presidente de Ecuador, Lenín Moreno, será más conciliador, tal como ha prometido ser

Sea por motivos de arrogancia o venganza, los cambios de gobierno en América Latina suelen implicar que las nuevas autoridades descuiden, pospongan o retrasen los proyectos y políticas iniciados por sus predecesores, aún en casos de traspasos de mando a figuras de la misma organización política. Ésa es quizás una de las razones por la que los gobernantes se resisten, por todos los medios a su alcance, a dejar el poder.

Una oportunidad de comprobar esa ruptura de continuidad se da ahora en Ecuador, cuyo presidente desde hace diez años cedió el poder a un dirigente de su propio partido, luego de éste último ganar unas reñidas elecciones que requirieron la celebración de una segunda vuelta. La situación ecuatoriana reviste mayor notoriedad porque el mandatario saliente, Rafael Correa, fue un líder carismático, innovador e intensamente controversial. Rescató al país de la insolvencia y el colapso monetario, pero su agresividad personal le granjeó la animadversión de varios sectores importantes. Dejó, como se diría, la pista caliente para su sucesor.

Se presume que el nuevo presidente, Lenín Moreno, será más conciliador, tal como ha prometido ser. Pero desde el ángulo económico lo que está por verse es la magnitud de los cambios que se propone introducir. Aunque es el país más pequeño dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, Ecuador tiene en ese producto su principal fuente de divisas, por encima de otros rubros como guineos, flores, café y pescado. La bonanza petrolera que duró hasta hace algo más de dos años dio al gobierno recursos para invertir en una amplia red de infraestructuras, y para financiar admirables planes de educación y salud. La caída sufrida por esos ingresos hizo subir la deuda pública, el desempleo y el descontento popular, agravado por una inusual racha de desastres naturales que abarcó desde variaciones climáticas hasta un devastador terremoto.

gvolmar@diariolibre.com