Manejo de reservas

Si es cierto que estamos entrando en un ciclo de precios altos, los países exportadores de petróleo y gas, a diferencia de nuestro país, pueden festejar su buena fortuna de poseer una riqueza natural tan significativa. Pero tan importante es tener el petróleo o el gas, como lo es la forma en que esa riqueza se administra. Si el regreso de los precios elevados supone un retorno a políticas de gasto excesivo, la magnitud del efecto favorable podría disminuir sustancialmente.

Bolivia es un exportador neto de gas a Brasil y Argentina, por lo que es lógico esperar que haya estado recibiendo crecientes entradas de divisas por ese concepto. Y en efecto así ha sido. Sin embargo, las reservas internacionales de divisas del banco central boliviano han declinado desde diciembre del año pasado, cuando alcanzaron la cifra de 10,261 millones de dólares, hasta 8,907 millones el mes pasado, una merma de 1,354 millones. La expectativa de mejores precios creó allá un ambiente propicio al aumento de la inversión y los gastos corrientes. El gasto público y los proyectos de obras estatales dinamizaron el crecimiento económico. Y con el mayor crecimiento aumentaron también las importaciones.

Y a ese proceso de salida de divisas para efectuar pagos en el exterior se sumó una consecuencia de la política de composición de las reservas. Esto así pues en la medida en que monedas distintas al dólar forman parte de las reservas, la depreciación de esas monedas frente al dólar hace bajar su valor total expresado en dólares.

Como respuesta al declive, el banco central boliviano dijo en una nota de prensa que aún con el descenso, Bolivia tiene las mayores reservas internacionales de divisas de la región suramericana como porcentaje del PIB, un 23 %. Añadió que no sólo se ha importado más, sino que se ha cumplido con el servicio de la deuda externa. Y que se atenderán sin dificultades las operaciones y obligaciones del país con el exterior.

Gustavo Volmar