Piñas del recuerdo

En la mente de los consumidores estadounidenses las piñas estaban asociadas con Hawái, sus ritmos, playas, vestidos de colores y guirnaldas de flores. Pero aunque quizás muchos conserven esa vinculación conceptual, ya las piñas que consumen probablemente provienen de otros lugares.

La República Dominicana ha efectuado importantes avances en la producción de piña, la cual se estima en alrededor de 180 millones de unidades al año. Nuestros mercados externos más relevantes son Italia, España y Suiza, a los que el producto llega usualmente por avión, pero los volúmenes involucrados son todavía reducidos. No hace falta, sin embargo, que las piñas salgan del país para que apoyen la capacidad de generación de divisas de la economía dominicana. Las ventas a los hoteles y establecimientos frecuentados por turistas es de por sí una significativa colaboración de esa fruta con el valor agregado que quienes nos visitan dejan a nuestro PIB.

A pesar de esos avances, nuestra producción no se compara con la de Costa Rica, el líder mundial, con cerca de tres millones de toneladas métricas, y el mayor exportador de piña fresca del planeta. Y lo más impactante es que ese liderazgo surge a partir de 1970, época en la que no exportaba, gracias a un programa de investigación, adaptación y promoción de la variedad MD-2.

La mayor atracción turística de Hawái es el monumento al bombardeo de la base naval de Pearl Harbor por los japoneses en la segunda guerra mundial. El segundo lugar es la plantación de piña de la compañía Dole, fundada en 1901 por un joven de 22 años que no tendría nada que envidiar a los más recientes creadores de Facebook, Microsoft y otras empresas. Actualmente, sin embargo, de los 300 mil millones de piñas cosechadas a nivel mundial, apenas 400 millones de ellas son producidas en Hawái. Productores como Del Monte dejaron de producir allá, este último en el 2008. Pero queda el recuerdo y Hawái lo aprovecha para atraer turistas.

Gustavo Volmar