Planes de contingencia

Dos grandes huracanes cercanos en menos de un mes ponen de relieve la necesidad de que las empresas dominicanas tengan planes de contingencia listos para ser puestos en marcha. Las de mayor tamaño suelen tenerlos, pero numerosas compañías pequeñas y medianas carecen de una preparación equivalente, por no hablar de las microempresas, las cuales se encuentran en peor situación.

En muchos negocios los preparativos para la llegada de un huracán se asemejan a los que una familia hace en su casa, como proteger puertas y ventanas, desconectar equipos y sellar puntos de entrada de agua. Está muy bien que así lo hagan, pero eso solo no es suficiente. Dado que los costos fijos del negocio seguirán corriendo, como son la nómina, los intereses de los préstamos y los alquileres de los locales, es esencial reducir lo más posible el período de inactividad posterior al siniestro, objetivo que adquiere gran trascendencia si no se cuenta con pólizas de seguro que compensen por la interrupción de las operaciones, o si la compensación contratada es de bajo monto o limitada duración.

En ese sentido, aparte de las medidas a tomar para prevenir los daños, el plan de contingencia debe contener un componente de recuperación, en el que se deberán contemplar asuntos de diversa índole. Entre ellos está el respaldo externo del sistema informático, cuya falta puede impedir reanudar la operación, aún si la empresa hiciera todas sus transacciones en efectivo, mantuviera sus registros en cuadernos y empleara ábacos para sus cálculos. También deberá organizar la logística de recepción y distribución de mercancías, la seguridad, la conservación de productos perecederos, las necesidades de sus clientes y el manejo de la ausencia de parte del personal. Y deberá también prever las consecuencias de problemas externos, tanto de sus suplidores como de sus proveedores de servicios y de la zona en que están ubicadas sus instalaciones.

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Gustavo Volmar