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Progresismo moderno

En la práctica la gestión de Moreno puede describirse mejor como un combate sin cuartel contra su predecesor

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Progresismo moderno

Alejados en su mayoría de las etiquetas ideológicas de antaño, que los definían en términos de comunismo, socialismo o liberalismo, los gobiernos latinoamericanos buscan una identidad que caracterice su actuación. Sólo unos pocos, como Venezuela, Cuba y Nicaragua, proclaman rasgos distintivos de izquierda, y los más a la derecha evitan hacer gala de su conservadurismo.

Son gobiernos esencialmente pragmáticos, preocupados más que nada por los problemas del momento, sin pretender lograr grandes transformaciones en la forma como sus países funcionan. Carentes de un perfil distintivo, los intentos por definir gestiones gubernativas tienden a producir descripciones desprovistas de significado.

Un ejemplo de ello es el actual gobierno ecuatoriano, cuya esencia el presidente Lenín Moreno definió el mes pasado como “progresismo moderno”, dando preferencia a los más necesitados, a la democracia y a la transparencia. En la práctica su gestión puede describirse mejor como un combate sin cuartel contra su predecesor, su antiguo aliado Rafael Correa, y las políticas que éste implementó. Moreno le acusa de querer retornar al poder para perpetuarse en él, de haber sido permisivo con el tráfico de cocaína, de desmantelar de forma sospechosa los controles fronterizos, y de endeudar irresponsablemente al país.

El recurso a descripciones sonoras sin contenido real refleja la falta de estrategias de largo plazo que aqueja a la región. En la República Dominicana, por ejemplo, los intentos por establecer una visión coherente y compartida del futuro nacional han tenido un resultado más documental que práctico. Las metas que se fijan son de índole sectorial y de corto plazo, como en los casos del número de turistas que se espera recibir, la construcción de aulas o la adición de kilowatts de generación de electricidad. Resulta difícil, en consecuencia, definir formas de gobierno si no sabemos cuál es el destino al que aspiramos llegar.