Razones del apoyo

La causa puede ser el agradecimiento. Los gobiernos de Hugo Chávez y de su sucesor Nicolás Maduro fueron generosos con la República Dominicana. Inspirado por ideales de solidaridad hemisférica, Petrocaribe no involucraba precios subsidiados sino facilidades crediticias a bajos intereses y largos plazos. En los años de altos precios del petróleo fue de gran importancia para nuestro país, ahorrándole desembolsos de dólares que podía usar para otros fines, y sirviendo de apoyo al presupuesto público. Hoy no lo utilizamos, pero nos ayudó a escapar de los peores efectos de lo que ahora se conoce como la Gran Recesión.

O puede ser que la razón sea evitar que triunfe la intervención externa. Varios de los organismos, personas y gobiernos más antagónicos al gobierno bolivariano fueron críticos también de la posición dominicana respecto de los inmigrantes haitianos, desde la OEA a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, pasando por un nutrido grupo de personalidades y organizaciones internacionales. Si tienen éxito en su batalla contra la que denominan dictadura chavista, aumentaría su capacidad de presionar en nuestro caso.

Pero sea cual fuere el motivo, con nuestra postura frente a la crisis venezolana, alineada esencialmente con la de los países del ALBA, la Alianza Bolivariana de las Américas, no vamos a cosechar la amistad de quienes al interior de Venezuela se oponen al régimen de Maduro y sus allegados. Aunque han mostrado una increíble propensión a la desunión, y una por igual asombrosa carencia de estrategias atinadas, las fuerzas de la oposición pueden eventualmente conquistar el poder. Y si cuando lo hicieren coincidiera con un ciclo de petróleo caro, su actitud en lo que a nosotros concierne no va a ser muy propicia.

La política exterior del país, lógicamente, debe basarse en principios y no en conveniencias económicas. No hace daño, sin embargo, mantener la economía presente.

Gustavo Volmar