Referéndum de independencia

A los dominicanos no deja de asombrarnos que en regiones como Escocia en el Reino Unido, o Cataluña en España, se hable de independencia. Sin conocer los pormenores históricos y las recriminaciones de cada caso, no entendemos que países que consideramos ricos, y en los que muchos querríamos vivir, puedan fragmentarse poniendo quizás en riesgo su prosperidad. Por razones obvias, nos sentimos más vinculados con lo que pueda suceder en España, donde decenas de miles de nuestros compatriotas residen.

El próximo domingo 1 de octubre está pautada la celebración del referéndum en el que los catalanes votarán a favor o en contra de la independencia. Ha sido el resultado de un proceso que comenzó con grandes manifestaciones multitudinarias durante varios años, y culminó con una discutida aprobación del parlamento regional catalán. Pero a diferencia del referéndum en el que los escoceses rechazaron ser independientes, o del que aprobó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el referéndum de Cataluña es considerado ilegal y contrario a la Constitución por el gobierno español, el cual ha hecho todo lo posible por impedirlo y sancionar a quienes lo propician.

La realidad es que una parte importante de la población de Cataluña, al parecer cercana a la mitad del total, favorece la separación, y las consecuencias de ese hecho no van a disiparse a menos que haya una decisión en las urnas de permanecer dentro de España. Tratar de bloquear el referéndum, aunque haya habido justificación legal para ello, ha dado pie a una gran polarización, y puesto a prueba el comportamiento y lealtad de las autoridades regionales, manteniendo viva la controversia. Si los opuestos a la independencia son mayoría, como aducen algunos sondeos de opinión, es probable que acceder al referéndum hubiera sido una mejor opción, y una demostración de respeto y deferencia por los planteamientos de los independentistas.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar