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Renta básica universal

Aun en las sociedades más prósperas existe pobreza, a veces en franco contraste con el derroche que distingue a ciertos segmentos privilegiados

El maná bíblico, cuyo sabor cambiaba según quien lo comiera, caía con el rocío seis días por semana durante los cuarenta años del Éxodo. Lamentablemente, eso es cosa del pasado. Fuera de las visiones concebidas por pensadores utópicos, ningún sistema económico ha podido crear las condiciones necesarias para que toda la población viva adecuadamente. Aun en las sociedades más prósperas existe pobreza, a veces en franco contraste con el derroche que distingue a ciertos segmentos privilegiados. Los economistas, sin embargo, no se dan por vencidos, y algunos de ellos proponen algo que podría ser un sustituto de ese maná providencial.

Se le conoce como Renta Básica Universal. Consiste en un ingreso, probablemente mensual o quincenal, que el gobierno de un país garantizaría a todos sus ciudadanos, a fin de asegurarles la cobertura, sin lujos, de sus necesidades. Fue propuesta originalmente para algunos países productores de petróleo, en la época de los precios altos, como una forma de distribuir los beneficios entre toda la población. Igual que el maná, el petróleo era un regalo del Creador y sus frutos debían ser repartidos equitativamente.

La idea ha evolucionado y se presenta ahora como un aporte selectivo sustentado por el cobro de impuestos a los más acaudalados. Es diferente al seguro de desempleo o a los programas de asistencia social, en que es de carácter general y automático, aplicable a todas las personas. Ha recibido apoyo en países como Holanda, Finlandia y Suiza, muy avanzados en materia de servicios públicos. Se le propone en Italia y México. Y se le atribuye el beneficio adicional de sustentar el crecimiento económico, al estilo de la idea de arrojar dinero desde un helicóptero para estimular el consumo.

En países como el nuestro, donde la pobreza es la regla y no la excepción, la propuesta puede lucir quimérica, como salida de esas novelas en las que la felicidad se impone sobre todas las adversidades.

gvolmar@diariolibre.com