Transmisión de impuestos

En el ámbito monetario, países como el nuestro suelen estar muy pendientes de las tasas de interés que prevalecen en la economía estadounidense. Saben que dichas tasas afectan al costo que tienen que pagar para que sus gobiernos y empresas tomen dinero prestado. También están al tanto de que ellas influyen sobre el rendimiento que los inversionistas extranjeros esperan obtener. Conocen que inciden sobre las decisiones de sus propios ciudadanos respecto de dónde colocar sus ahorros. Y han visto muchas veces cómo repercuten sobre el tipo de cambio entre sus monedas nacionales y el dólar.

En el ámbito fiscal, por el contrario, la vigilancia de lo que sucede en los EE.UU. es usualmente menos intensa, por varias razones. Una de ellas es que las variaciones de las tasas de interés han sido más frecuentes, pues forman parte de la actuación normal de la Fed, el banco central estadounidense, sin tener que pasar por un usualmente prolongado proceso de aprobación legislativa. Y otro motivo radica en que las consecuencias que las modificaciones fiscales pueden provocar son menos predecibles, lo que hace que reaccionar correctamente a ellas sea más difícil.

La reforma fiscal aprobada en los EE.UU. tendrá, sin duda, implicaciones sobre los movimientos de capitales hacia y desde la República Dominicana y demás países, pero su magnitud y su naturaleza específica dependerán de decisiones corporativas basadas en escenarios complejos.

Es importante tener en cuenta que aunque la rebaja de impuestos aprobada parece inmensa, las tasas de impuestos que realmente han estado pagando las corporaciones estadounidenses son mucho más bajas que las nominales, y es la comparación entre tasas efectivas la que se toma en consideración para fines de decidir dónde invertir.

Las exenciones que hacen que las tasas efectivas sean menores que las nominales también han sido disminuidas, por lo que el efecto neto no será tan grande.

Gustavo Volmar