Vocación sindical

Los sindicatos que representan a los trabajadores del sector transporte se distinguen por su militancia y fortaleza. Mientras en otros segmentos de la economía las uniones obreras no existen, o son controladas por los patronos, o languidecen en un estado de irrelevancia, los transportistas suelen mantener una cohesión que es poco usual en la mayoría de las demás actividades. Y eso sucede aquí y en otros países.

En el ámbito de la economía laboral se ha debatido mucho acerca de las razones por las que los trabajadores portuarios, navieros, de líneas aéreas, camioneros, de ferrocarriles, taxistas y de autobuses tienden a ser más proclives a ser sindicalizados que sus congéneres de otros sectores. La causa fundamental, como para cualquier otra forma de asociación, es que les resulta provechoso hacerlo, lo que traslada la discusión hacia los motivos por los que dicho provecho ocurre.

Un elemento fundamental en el asunto es el carácter esencial del transporte para el funcionamiento de las economías. Constituye un eslabón vital en la cadena de producción y distribución, sobre todo en países como el nuestro, muy dependientes de la importación de combustibles, materias primas y bienes finales, lo que les confiere un elevado poder de negociación ante una amenaza de suspensión de labores.

Otro factor en juego es su capacidad de movilización, pues pueden actuar con rapidez para tomar medidas de presión. Y dado que por su propia naturaleza el transporte es una actividad que se lleva a cabo fuera de locales cerrados y protegidos, es vulnerable a medidas de bloqueo o interrupción.

Pero puede suceder además que las organizaciones involucradas no sean sindicatos realmente, si sus integrantes no tienen una relación laboral con un patrono. En esos casos pasan a ser gremios de propietarios que actúan en función de sus propios intereses, contando a su favor con las mismas condiciones que facilitan la incidencia sindical en ese sector.

Gustavo Volmar