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El techo que transformará la vida de Abdia y su hija

Abdia trabaja desde hace 11 años en APAP y fue favorecida por el programa “Un techo por nuestra gente”, que ofrece el inicial de una vivienda y una tasa especial para el préstamo hipotecario.

SANTO DOMINGO. Cuando Abdia Manzueta tenía siete años, sus padres se mudaron de Villas Agrícolas a una casita en el barrio Cristo Rey. Allí creció y a los 20 años se convirtió en madre de una niña a la que llamó Melany.

Cuatro años después, Abdia entró a trabajar como cajera en una entidad de intermediación financiera que más tarde la becó para que estudiara en la universidad y hace ya tres años se graduó de Comunicación Social.

Mientras, la vivienda -de solo dos dormitorios- se había ido estrechando al crecer la familia, pues Abdia, su hija y sus padres la comparten con su hermano menor y dos hijos de éste.

Desde que nació Melany, el mayor anhelo de la madre -que hoy tiene 35 años- ha sido tener su propia casa. Y el de la niña... también. Porque tener una habitación propia o poder invitar a sus amigas para realizar los trabajos de la escuela en un espacio adecuado no son posibles para Melany viviendo en la estrechez.

-Recientemente fue que cumplió los 15 años -dice Abdia-. No se le hizo ninguna fiesta porque ella me había pedido que quería que nos mudáramos solas. Ella quería otra calidad de vida y yo también la quería para ella, pero no había podido.

El pasado año la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos (APAP) -entidad en la que trabaja Abdia desde hace 11 años- la incluyó entre los candidatos de “Un techo por nuestra gente”, que ofrece el inicial de una vivienda y una tasa preferencial para un préstamo hipotecario con cómodas cuotas.

Luego de seis meses de asesorías financieras -y después de que la promovieran a Encargada de Caja de la sucursal de APAP en la que trabaja, en Bella Vista- Abdia asistió al acto en el que anunciaron los nueve beneficiarios de este programa de la obra social de APAP, que en los últimos ocho años ha favorecido a 27 empleados, con una inversión de RD$34.5 millones.

Cuando iban por el séptimo u octavo agraciado quizá las esperanzas de la mujer de ser escogida iban desvaneciéndose, pero cuando anunciaron el noveno escuchó “Abdia Manzuela”. ¡Su nombre!

-Cuando me dijeron...que fui seleccionada lloré muchísimo, me emocioné muchísimo, porque era uno de los deseos principales de mi hija... y mío también- confiesa entusiasmada al caer una tarde de abril desde el balcón del apartamento al que se mudarán en unos días, en Buena Vista, Villa Mella.

Mientras mira a su madre desde la sala de estar, la sonrisa espontánea de Melany -que cursa el tercer año del bachillerato y quiere ser médico- delata alegría y felicidad por el cambio que se avecina.

A final del verano Abdia Manzueta también volverá a las aulas para realizar un máster en Comunicación Corporativa, con una beca de APAP y el sueño de seguir creciendo con la institución.

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