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El Nueva York rural, al límite por el éxodo desde la ciudad

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El Nueva York rural, al límite por el éxodo desde la ciudad

En las plomizas montañas de los Catskill la temporada alta se adelantó al buen tiempo. Residentes de la zona metropolitana de Nueva York comenzaron a ocupar alquileres vacacionales antes del verano por la pandemia del coronavirus y poder disfrutar de más distancia con el virus y más libertad, algo que llevó a las autoridades locales a enviar un claro mensaje: 'no vengan; quédense donde están'.

'Hemos detectado un aumento de las llegadas a nuestro condado y ha habido casos positivos (por coronavirus) que no son residentes y han acabado en hospitales de la zona', explica a Efe Pat Linger, legislador del condado de Greene, uno de los más turísticos del estado de Nueva York por sus hermosas montañas, lagos y ríos.

Sobre la psicodélica interferencia del escáner policial, una de las fuentes de información más populares del Estados Unidos rural, se puede escuchar la llamada de emergencias por 'posible neumonía' de una persona de 60 años. 'Tomen precauciones respiratorias', explica la voz que da la orden, la tercera de esta mañana de lunes para atender a personas con 'fiebre y dificultades para respirar'.

La zona metropolitana de Nueva York es la que se está llevando lo peor parte de esta pandemia en toda América, con unos mil muertos hasta la fecha y los hospitales al borde del colapso.

Este fin de semana muchos pensaron que los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut iban a quedar aislados del resto del país por orden federal, pero finalmente el presidente Donald Trump anunció que se limitaría a pedir que se reduzcan todos los desplazamientos no necesarios en la zona.

No obstante, muchos neoyorquinos pudientes han abandonado ya la ciudad de los rascacielos y sus pequeños apartamentos en las últimas dos semanas para pasar lo peor de la pandemia en la holgura y comodidad de los Hamptons (Long Island) o en el valle de Hudson, lugares de asueto para los más adinerados de la ciudad.

En los Hamptons, una zona de playa con residencias de lujo, los oriundos comenzaron a quejarse hace una semana de que los supermercados habían quedado desabastecidos por la avalancha de alterados vecinos de la metrópolis, mientras que el valle de Hudson algunos de los que alquilan viviendas vacacionales decidieron sacarlas del mercado para evitar mayores tensiones.

En una isla de Maine, los vecinos han llegado hasta el extremo de bloquear a un grupo de visitantes, sospechosos de no respetar la cuarentena de 14 días para forasteros, con un árbol que talaron en la calle, según informó este domingo la oficina del Sheriff del condado de Knox.

'Un tercio de los 35 casos confirmados en nuestro condado son de personas con segunda residencia que se han traslado aquí', señala Jack Mabb, jefe del Departamento de Salud del condado de Columbia.

Los condados de Greene y Columbia cuentan solo con un hospital, el de Hudson, con 9 camas de cuidados intensivos, que se van a duplicar por orden del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.

'Las recomendaciones son las mismas: quédense en su residencia habitual. Todos los que vengan de la ciudad de Nueva York deben mantenerse en casa, en aislamiento, durante 14 días', remarca Linger.

'Nos han sugerido que contabilicemos en Nueva York positivos de residentes de la ciudad de Nueva York que hemos detectado aquí. Eso no lo vamos a hacer porque a esas personas las tenemos que visitar y hacer la vigilancia domiciliaria aquí. Se convierten en casos del condado', lamenta Mabb, que entiende y apoya que todos los hospitales del estado con camas disponibles deben estar disponibles para cualquier enfermo de COVID-19.

Los vecinos de la metrópoli recorren las dos horas que separan la ciudad del valle de Hudson para evitar la exposición al virus, ganar en metros cuadrados y espacios al aire libre para sus familias, mientras que se ha comenzado a detectar que los residentes de zonas menos pobladas van a condados más densos para poder hacerse pruebas del SARS-Cov-2, con lo que no se computan donde verdaderamente ocurren.

La desigualdad demográfica, económica, sanitaria o de servicios está poniendo a prueba en EE.UU. la solidaridad entre regiones, igual que sucedió en China, Italia o España.

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