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Abuelos a la moda

Y no me refiero a la forma de vestir, sino a la manera de acoplarse a los nuevos tiempos. Nunca ha sido diferente, lo que los nietos quieren no es lo que los más experimentados adoran.

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Abuelos a la moda

Abuelos modernos es lo que desearíamos, ¿o quizá ellos prefieren nietos antiguos? La pregunta siempre está en la decisión inicial para recibir lo que en realidad queremos. ¿Queremos que uno u otro sean de una manera u otra? Me parece que ahí está la disyuntiva principal. Nos concentramos en los síntomas y no en lo que lo provoca.

¿Qué es lo que queremos? Por ejemplo de los jóvenes con relación a sus abuelos. Deseamos que los visiten, pasen tiempo con ellos, se comuniquen, se interesen por ellos. Y los nietos, ¿qué esperan de los abuelos? Recordando mis tiempos jóvenes creo que no sabía qué esperar, ni siquiera esperaba nada. Quizá era un tiempo de inconsciencia de esa relación.

Si queremos que los nietos se comporten de la forma que queremos, ¿nos hemos preguntado lo que estamos haciendo para que esos inconscientes (en el sentido de que no tienen consciencia de la relación) hagan lo que queremos?

Veamos por partes. Y antes que todo, no es que somos culpables, es preguntarnos si podemos lograr lo que deseamos haciendo algo que no nos quita.

Que nos quieran visitar. ¿A partir de cuándo comenzó usted a visitar a sus abuelos? Si fue temprano es una buena manera de analizar qué le gustaba, por cuál razón lo hacía. Ya sé, los tiempos eran diferentes, pero el cerebro humano sigue recibiendo las mismas recompensas. Queríamos ir a los lugares que nos traían felicidad. Llegar donde solo había ancianos no era lo más lindo, menos si nos recibían con reproches: “A los niños de ahora no les interesan sus abuelos...”, “cuando yo era chiquito...”, “ustedes no quieren a sus abuelos...”

¿Qué podemos hacer para que un niño o joven quiera visitarnos como abuelos? Mi respuesta es “abuelear”. Hacer que sus hormonas de la felicidad rebosen su sistema circulatorio. ¿Qué les gusta que podamos hacer con ellos? ¿Qué les puede gustar que ellos ni siquiera lo saben? Crear una relación en la que ellos quieran experimentar, como enseñarles un juego de mesa.

Pasen tiempo. ¿Qué podemos hacer para que ellos se sientan a gusto en nuestra compañía? O quizá en nuestra casa. Y no es que debemos hacer algo en contra de nuestra voluntad, es disfrutar lo que ellos pueden disfrutar. No es sacrificarnos, es invertir tiempo en entenderlos y disfrutarlos. ¿Será que debemos tener internet? No para que se pasen todo el tiempo conectados, sino para que no se desconecten del mundo que hoy tanto les interesa. Si yo iba al campo de mi abuela me interesaba salir a marotear mangos con amiguitos, jugar pelota en la calle, etc. No estaba todo el tiempo con los mayores, pero era una gran satisfacción estar en su casa. No tendremos un monopolio, pero ellos no tendrán tantos obstáculos.

Se comuniquen. De forma presencial y por los caminos modernos. Ellos no quieren saber lo mismo que nosotros. ¿Nos interesan los chismes que a ellos les llaman la atención? No es buscar dónde somos desiguales, sino aprovechar dónde coincidimos.

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