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Amistad
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El mejor détox

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El mejor détox (ILUSTRACIÓN: RAMÓN L. SANDOVAL)

Olvídate del odioso jugo verde y pon en pausa el galón de agua que te acompaña a todas partes. Si quieres desintoxicar alma, cuerpo, mente y espíritu, vete de fin de semana con tus amigas. Convoca una reunión de emergencia y pulsa el botón de pánico, tu organismo lo necesita. Puede que tengas que alquilar un camión de mudanza para transportar los bultos y los carry – on, pero valdrá la pena.

Las risas, los recuerdos, las lágrimas que se derivan de este tipo de “junte”, quitan hasta el mal de ojo. Y es que todo el mundo necesita parar, reorganizarse, limpiar su interior y comenzar de nuevo. Este tipo de actividades, al margen de la cantidad de vino y otros etílicos que puedan consumirse y picaderas que jamás comerías delante de extraños, garantizan esa descarga de energía y buenas vibras que se necesita al menos una vez al año.

En cualquier grupo informal de amigas se identifican varios tipos de personalidades: la dramática/llorona, la que se pasa de práctica, la psicóloga aficionada y la madre Teresa versión criolla. Esto garantiza que cualquiera que sea tu desahogo, tendrás diferentes versiones y varias formas de enfrentar el problema, ya sea un tema de salud, familia, trabajo, suegra, o el consabido novio, marido, esposo, compañero sentimental o cualquier otra categoría afectiva entre medias.

Las amigas verdaderas tienen la rara virtud de darte la razón y echarte un boche por idiota al mismo tiempo. Pero siempre te dirán la verdad y esperan lo mismo de ti. No te doran la píldora, porque te aman con el alma.

Un detox de amigas deja espacio para la risa y para las lágrimas. Para los recuerdos de amores fallidos, para desencuentros, para pedir perdón y perdonarse uno mismo, pero, sobre todo, para agradecer a la vida el poder contar con personas incondicionales, leales hasta la muerte y con el consejo que necesitas escuchar.

Recuerdo especialmente uno en que la música tuvo un papel protagónico y catártico. Ya habíamos repasado las pasadas dos décadas de nuestras vidas, nos habíamos reído de los últimos fracasos y habíamos jurado desterrar de la memoria al infame del penúltimo novio, cuando a alguien se le ocurrió poner canciones de esas que se usan para limpiar echando agua un sábado cualquiera por la mañana.

Es increíble la cantidad de amargue y despecho que pueden contener un par de canciones de Marisela y lo bien que se siente uno cantándolas a todo vapor y en completo desafine. Es una liberación sónica, con increíbles efectos terapéuticos. Al final, la risa y esa capacidad que tienen las amigas de permitir que drenes el alma sin juzgarte, ni criticarte el tono, terminan sanando tu corazón, dejándolo listo para comenzar de nuevo.

Entre canciones corta venas, picaderas que le prohíbes a tus hijos y verdades que no van a salir de ese espacio sagrado, las reuniones entre amigas sirven para recordarnos que, aunque la barca de tu vida parece ir a la deriva, alguien estará dispuesto a remar contigo hasta que llegues a buen puerto, a un lugar seguro para tu alma. No importa lo que hagas o lo que seas, procura ser esa amiga para alguien.

Hoy no es San Valentín, pero decidí que este sábado es un día excelente para honrar la amistad verdadera, con todo lo humano y celestial que tiene. El que tiene un buen amigo tiene un Tesoro, dice la Palabra y yo lo creo. Que las amigas sanan, lo tengo comprobado.

TEMAS -

Comunicación corporativa y relaciones internacionales. Amo la vida, mi familia y contar historias.