Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Alimentos
Alimentos

La cultura de lo bio en la sociedad

Comer sano gana adeptos. Se añoran los productos de antaño donde los tomates sabían a tomates, alimentos de temporada sin formas perfectas

ESPAÑA. “Somos lo que comemos”, una frase que cada vez preocupa más a la población. Eso, unido a un mayor respeto hacia el medio ambiente, hace que en los últimos años aumente la demanda de los llamados productos ecológicos, orgánicos o biológicos, aquellos producidos de manera sostenible y que no han sido expuestos a ningún tipo de pesticidas o sustancias químicas.

Los consumidores exigen calidad y compromiso medioambiental. El precio ya no es el mayor inconveniente, ya que el aumento de la demanda logra un menor coste. Cada vez hay más formas de acceder a estos productos saludables, bien en cooperativas o mercados de venta directa.

Hace seis años el español Álvaro Garrido Montesinos, decidió poner en práctica sus conocimientos de ecología creando un huerto casero. “Con el embarazo de mi pareja, mi primer hijo removió algo dentro de mí enfocado a qué me hubiera gustado tener de pequeño y empecé a investigar sobre huertos”.

Su afición, convertida ya en pasión, le hizo ir más allá elaborando, incluso, su propio humus de lombriz, un fertilizante ecológico de PH casi neutro de excelentes propiedades.

“Si quería alimentos sanos tenía que darles algo sano; de modo que leí sobre la lombriz roja californiana, una campeona del compostaje. Monté una vermicompostera casera y las alimentaba con vegetales crudos, podas, hojas y estiércol de caballo, porque el de vaca tiene medicamentos y hormonas. El resultado de la descomposición de la materia orgánica por parte de las lombrices es el humus líquido que filtraba y usaba para regar. Es el sustrato por excelencia”.

Para Garrido todo son ventajas y asegura que es apto para cualquier público. “Se requieren valores de respeto al resto de seres vivos. Lo recomiendo a nivel ecológico, social, de salud y por supuesto docente. Es primordial en cualquier casa o centro escolar”, indica a Efe.

Por eso inculca esos valores medioambientales a sus dos niños, Eloy y Gael quienes, pese a su corta edad, disfrutan ayudando en el proceso de siembra y recolección.

“Tierra, agua y bichitos; les encanta. Intento enseñarles tanto como voy aprendiendo de un mundo precioso”.

TEMAS -