Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Psicología
Psicología

¿Cómo enfrentar el duelo por la desaparición de un ser querido?

Las pérdidas ambiguas, explica la psicóloga Karem González, son las que mayor índice de ansiedad provocan, porque muchas veces permanecen sin ser aclaradas, conclusas o procesadas

Expandir imagen
¿Cómo enfrentar el duelo por la desaparición de un ser querido?
Como muchas veces no existe un cuerpo, no es posible despedirse, lo que imposibilita el efecto de ‘cierre’, necesario para procesar las pérdidas emocionales. (SHUTTERSTOCK)

Las desapariciones de personas en República Dominicana es un tema que, lamentablemente, ha cobrado gran fuerza en los últimos días. Si bien preocupa a todos los ciudadanos, los más afectados siempre serán los familiares y allegados, a quienes les toca lidiar con la incertidumbre de si algún día volverán a ver a su ser querido o no.

A este estado de duelo se le conoce como pérdida ambigua. Según Pauline Boss, se trata de una situación de pérdida confusa que es consecuencia de una ausencia física de la que permanece una presencia psicológica o, por otro lado, de una pérdida psicológica de la que se mantiene presencia física. “Es, literalmente, vivir con algo que está, pero no está”, asegura la psicóloga Karem González, directora de @lotuscentrointegral.

Estas pérdidas, dice, son la que mayor índice de ansiedad provocan, porque muchas veces permanecen sin ser aclaradas, conclusas o procesadas. Por tal razón, es el tipo de duelo con más propensión a convertirse en duelo crónico-patológico, ya que el doliente, por lo general, no se siente validado o entendido, y puede vivir en un estado de incredulidad constante. El mejor ejemplo de pérdidas ambiguas son las personas desaparecidas, pero también se da con quienes padecen enfermedades como Alzheimer, hijos con discapacidades físicas o intelectuales, personas con discapacidad psiquiátrica severa, personas en estado vegetativo o coma, asegura la experta en salud mental.

Expandir imagen
Infografía
"“En el duelo ambiguo, las personas viven con la vida en un gran paréntesis. Es como vivir en pausa con la felicidad y estabilidad interrumpidas por tiempo indefinido”. "Karem González,psicóloga clínica.

“La pérdida ambigua hace que nos sintamos incompetentes. Erosiona nuestra sensación de ser dueños de nuestra propia vida y de que el mundo sea un lugar justo, ordenado y manejable. No sabemos qué hacer cuando un ser querido está ausente o presente en parte”, comenta. A eso añade que, en cuanto a la familia, esta situación desorganiza las estructuras, tradiciones y rituales familiares, ya que es muy difícil ponerse de acuerdo cuando nadie tiene respuestas ni noción real de lo que sucede. “Como muchas veces no existe un cuerpo, no es posible despedirse, lo que imposibilita el efecto de ‘cierre’, necesario para procesar e integrar las pérdidas emocionales”.

De acuerdo con González, es precisamente esta situación la que hace que la familia maneje niveles altos de desesperación y desesperanza, lo que puede traer como consecuencia estrés crónico y distorsión cognitiva en los dolientes. Entre los síntomas más identificables cita dificultades para el sueño, trastornos psicosomáticos, dificultades en las relaciones interpersonales, depresión y desordenes de ansiedad.

Cómo lidiar con ello

Expandir imagen
Infografía

Tal y como dice González, cuando se habla de pérdidas y duelos, la mayoría de las personas no sabe qué hacer ni decir. “Somos una sociedad emocionalmente fóbica, que se rehúsa al procesamiento de las emociones complejas e intenta, y a veces obliga, a ver las cosas por el lado bueno, pero en ocasiones esto simplemente no es posible”, manifiesta.

Como en todo duelo, enfatiza en que el doliente que atraviesa una pérdida ambigua necesita apoyo y validación de su entorno; necesitan permitirse vivir su duelo basado en la realidad del momento. Según dice, los conceptos de justicia y esperanza deben ser reaprendidos, en lugar de forzar al doliente a ‘hacer un cierre’. “Ante la pregunta de ¿cuántos hijos tienes?, a la mujer que tiene un hijo desaparecido, o ¿cómo está tu papa?, para la hija con un padre con Alzheimer, las respuestas pueden tener la libertad de incluir ambas realidades en su narrativa: ‘mi hijo está aquí pero no está’, ‘mi papa está bien en nuestros recuerdos’, validando así las dos dimensiones de la realidad en la que aprende a vivir: la realidad emocional y la realidad material”, explica.

A su consideración, es muy importante darle espacio al doliente de lamentarse por lo que pudo haber sido y no será, o lo que pudo ser y no se sabrá. En casos en los que se observe marcado deterioro físico o psicológico, signos de descuido, descompensación o crisis, es fundamental que los dolientes reciban acompañamiento psicológico en abordaje de duelo, crisis y traumas. “Es completamente posible y realista tener calidad de vida, aun en el peor de los momentos”, concluye.

TEMAS -