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Shane Shanahan, conocer el mundo a través de la música

El percusionista, compositor y arreglista también es miembro fundador, co-director artístico y consejero de Programas de Educación del Silk Road Ensemble

Shane Shanahan ha dedicado su vida a la música y no solo como un reconocido percusionista, compositor y arreglista, sino también como miembro fundador, co-director artístico y consejero de Programas de Educación del Silk Road Ensemble, colectivo internacional fundado por Yo-Yo Ma, en el que también desarrolla su segunda pasión, la educación, a través de talleres, seminarios y otras actividades similares alrededor del mundo. Recientemente, Shanahan estuvo en el país en nombre del Silk Road Ensemble para recibir un reconocimiento, “El Embajador por el Mundo”, por su labor de promoción social y cultural de la mano del hotel El Embajador y la Fundación María Batlle, como parte de la celebración de su 63 aniversario.

Poco conocemos en RD de Silk Road, ¿cómo nace este intercambio musical para crear puentes entre personas de distintos orígenes?

El Silk Road Ensemble nació en 1998, cuando Yo-Yo Ma tuvo la idea de usar la música como una manera de sobrellevar las diferencias que estaba viendo con el inicio del Internet. Él veía un choque de culturas cuando el mundo se unía y pensó que sería genial mostrar cómo las artes pueden unir a personas de diferentes culturas, además de usar también las artes para mostrar realmente lo que a la gente le apasiona, compartir esas cosas y demostrar los beneficios del intercambio cultural en lugar de tenerle miedo.

¿Cuál es el método que utiliza Silk Road para a través del poder de la música unir naciones?

Usamos la música para unir culturas porque, por muy cliché que parezca, se siente como si fuera un lenguaje universal. Las personas no tienen que comunicarse en un lenguaje verbal para poder crear una conexión única. La música afecta profundamente a personas de todas las culturas. Por esa razón, creo que al traer personas de culturas posiblemente en conflicto y mostrar cómo hacer y compartir música, puede realmente unir a las personas y desarrollar una empatía por el otro de una manera que muchas otras cosas no pueden.

¿Cuál es el experimento más loco que se ha dado en todos los años que tiene Silk Road?

Nuestra base es musical, así que mezclamos instrumentos de diferentes partes del mundo que normalmente no se verían juntos y creo que uno de los más improbables es combinar la gaita gallega, un instrumento muy ruidoso, con una flauta shakuhachi, uno muy suave, de Japón. Normalmente no se escuchan juntos, pero gracias a la tecnología en la fabricación y amplificación, podemos crear una atmósfera en la que esos instrumentos se combinan muy bien, y por eso somos capaces de crear música interesante. Un proyecto multimedia que estamos haciendo ahora y que nos tiene muy entusiasmados es Heroes Take Their Stands. Tenemos cinco compositores diferentes que escriben música para el conjunto, pero cada una de las piezas incluye multimedia, así que incorporamos mucho de diferentes aspectos en las presentaciones, no es solo música.

¿Cómo seleccionan los artistas con los que graban en el colectivo?

Eso es muy interesante porque ha sido un proceso muy orgánico. Creo que buscamos personas con una formación musical muy diversa y que están abiertos a explorar y aprender más sobre otras culturas. Recibimos recomendaciones a través de amigos de los artistas y compositores que conocemos, tocamos con ellos y, si se siente bien y compartimos valores similares, entonces esperamos continuar con esa relación.

¿Cuál es el tipo de música que más te ha sorprendido en este roadtrip con Silk Road? Cuando comenzó Silk Road yo ya había estado explorando música de otras partes del mundo. Empecé como músico de rock and roll. También me involucré con el jazz y la música clásica occidental, pero luego, mientras estaba en la escuela, empecé a escuchar música africana, India y del Medio Oriente. Pero en la primera reunión de Silk Road en el año 2000, estuvo una cantante de canciones largas de Mongolia, algo que nunca antes había escuchado, y era este tipo de estilo de canto que se utiliza para comunicarse a través de vastas distancias. Su voz era tan poderosa y fuerte, que simplemente me impactó. Fue algo que nunca antes había escuchado.

¿Qué tanto conoces la música dominicana?

Estuve expuesto por primera vez a la música dominicana cuando visité el país por primera vez. El artista Edis Sánchez (el Gurú) me mostró muchos de los instrumentos populares. Fue hermoso, aprendí mucho de él. También tengo un estudiante dominicano en los EE.UU. Él y su hermano vinieron un día y nos mostraron a mí y a un grupo de estudiantes instrumentos como la tambora y la güira, así que estoy fascinado y ansioso por aprender más.

¿Cabe la posibilidad de que se dé una colaboración con algún músico dominicano? Siempre hay una posibilidad. No hemos explorado lo suficiente, pero espero que en algún momento podamos lograrlo.

Eres el director co-creativo de Silk Road, ¿en qué consiste tu trabajo?

Somos una organización pequeña, por lo que muchas personas están haciendo muchos trabajos diferentes. Este trabajo implica muchas cosas, como decidir qué piezas se reproducen en qué programas, el personal de las giras, los ensayos principales, establecer a cuáles compositores les solicitaremos que nos compongan algunas piezas, diseñar residencias ya sea en una universidad o en un museo o en una escuela; descubrir qué tipo de cosas queremos seguir en el futuro, cuáles son los valores del conjunto y cómo podemos continuar con el legado de Yo-Yo Ma. Básicamente llevo la visión artística del grupo.

Es sumamente enriquecedor tocar en grupo, junto a todos estos talentos, pero ¿echas de menos inspirarte en solitario y hacer tu propia música?

Una de las cosas hermosas de Silk Road es que es un colectivo de diferentes artistas independientes. Este no es un trabajo a tiempo completo para ninguno de los artistas, todavía tenemos tiempo para hacer nuestro propio trabajo creativo fuera del proyecto. Silk Road también es una incubadora de ideas creativas de cada uno de los artistas individuales, así que no pienso que estar involucrado con Silk Road bloquee mi creatividad. Además cada artista puede aportar sus propias ideas y luego utilizar los recursos del colectivo para cultivarlas, nutrirlas e incubarlas.

¿Con cuál género musical te identificas más?

Mis raíces son como baterista de rock & roll, así que creo que todavía siento eso con mucha fuerza, es una experiencia de cuerpo completo que aún amo, pero también he empezado a tocar con tambores de marco y estilos, que combinan diferentes elementos de otras culturas. Practico un estilo de tambor que utiliza técnicas persas de Oriente Medio, India, Asia Central, en un solo tambor de marco que me permite expresarme de una manera que me parece muy natural y lo acompaño con un canto de garganta. Es una experiencia muy trascendente.

¿Y la necesidad educacional que más se repite cuando impartes los talleres por el mundo?

Las necesidades son diferentes en todas partes, pero me he dado cuenta de que lo más importante en todos los lugares a los que vamos es el nivel de conexión personal que se establece con los estudiantes al poder estar allí con ellos en la sala, crear música y divertirnos. Lo otro que hemos notado, y que no hemos podido hacer en todas partes, pero en los lugares que lo conseguimos hace una gran diferencia, es la idea de los contactos repetidos: regresar al mismo lugar para que se desarrolle un sentido de familiaridad. Creo que con muchos de estos estudiantes que han estado enfrentando situaciones difíciles, poder regresar y decirles que todavía estamos aquí o que nos preocupamos por ellos y aún los amamos, ha sido algo muy poderoso.

Foto y video: Juan Miguel Peña

Escritor y periodista con más de 10 años de experiencia en las áreas del periodismo y escritura creativa.