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Tiempo para desconectarse

“Tacones, Cerebro y Corazón”, una convivencia-taller que busca hacer un alto para profundizar en las historias de vidas, las relaciones y la individualidad

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Tiempo para desconectarse
Ozary Lluberes y Xiomara Mayo. (BAYOAN FREITES)

Tanto Ozary (psicóloga clínica y docente) como Xiomara (Life Coach y educadora) afirman que en sus consultas reciben un mayor número de hombres que de mujeres. Sin embargo, las mujeres demandan espacios para crecer. Información que identificaron y también recibieron del espacio de conferencias y conversatorios ¡Hey! Ideas que inspiran, con quienes, a propósito, han creado “Tacones, Cerebro y Corazón”, una convivencia-taller a beneficio de la Fundación Rod que busca hacer un alto para profundizar en las historias de vidas, las relaciones y la individualidad.

Cuando se menciona la palabra “convivencia”, se conecta o se relaciona con un tema espiritual o religioso. ¿De alguna manera abordarán algún tema relacionado con la espiritualidad?

Xiomara: Nosotras, particularmente, nos consideramos personas muy espirituales. Ambas hemos acompañado a tantas personas con credos religiosos distintos y hasta agnósticos, que nos manejamos con mucha delicadeza con ese tema. El sitio de por sí propicia mucho lo espiritual por estar en la naturaleza; te eleva, te desconecta de todo este ruido y creo que eso propicia que las personas conecten mejor a un nivel espiritual. Pero realmente esta es una actividad sin ninguna denominación, donde nosotras no estamos yendo desde un planteamiento personal en base a “lo que yo creo”, sino muy enfocado hacia el ser humano.

Ozary: Y hacia el crecimiento. No desde la perspectiva religiosa. Cuando hablamos de espiritualidad lo hacemos a modo de trascendencia, de un ser que trasciende, no desde una perspectiva aliada a una religión. De hecho, está muy enfocado desde la perspectiva científica porque, del lado terapéutico, manejamos que una cosa es la espiritualidad y otra la religiosidad. Y, para mantener dentro de los tratamientos un soporte, está la parte de la meditación y ejercicios de liberación, pero no religiosos.

Las consignas que se escuchan apuntan a que la mujer es “todoterreno”: madre, esposa, hija, emprendedora, trabajadora... ¿No le está exigiendo la sociedad demasiado a la mujer? ¿No es suficiente la presión de querer ser mejor para poder ganarse un lugar y ser respetada, como para encima exigirle asumir todos estos roles? ¿Cómo librarse de esta presión social que se convierte en autopresión?

Xiomara: Tiene que ver con nosotras mismas, con la presión social, pero si yo no estoy conectada conmigo misma va a ser más fácil que yo asuma roles para tener cómo definirme. Si yo no tengo claro quién soy, los espacios que necesito, sencillamente me voy a montar en mi caballo desenfrenado de roles. ¿Por qué? Porque me defino a través de ellos. Y esto es lo que pasa con muchas mujeres, que han aprendido a definirse a través de un rol en particular o de varios o de muchos: soy la que más trabajo, la que más cansada está. Pero es porque estoy buscando un canal a través del cual me pueda definir.

Ozary: ¿Hasta dónde esa exigencia no nos la colocamos nosotras?

Xiomara: Es autoimpuesta...

Ozary: Porque nadie en ningún momento dijo que tenías que hacer todos esos roles para ser mujer. Y el hacerlo bien es relativo.

Xiomara: ¿Bien para qué, bien para quién? ¿Bien en comparación con qué o con quién? Entonces, son medios que nosotros utilizamos buscando nuestra propia definición.

Ozary: Y queremos romper con ese cliché de “exigencia”. “Me lo coloco como una exigencia”. No, nadie me lo ha exigido, es algo que yo he asumido y me ha servido para algo. Parte de lo que queremos tratar en la convivencia es eso, ¿de qué nos han servido esos roles?

El alto índice de feminicidios nos confirma que hace falta que la mujer reafirme el dicho “es mejor estar sola que mal acompañada”. Pero, ¿cómo se libera una mujer cuando hay una sociedad que todavía le valida si tiene una pareja?

Xiomara: ¿Sabes cuál es la mayor mentira? “Tú no eres nadie si no tienes a alguien que te ame”. Yo fui divorciada y madre soltera durante mucho tiempo. Ahora, a mis 43, casi 44 años, decidí relacionarme de nuevo y tengo otra pareja. Pero en ese momento sentí el peso de que tenía que tomar una decisión por cómo me veía la gente, de cómo realmente etiquetan a la mujer. Y cómo si el hombre se divorcia y está solo no pasa nada. Pero para las divorciadas es como un fracaso, como que no sirve para nada. Así es que nos ven.

Ozary: Queremos hacer hincapié en esa parte de que, si no me caso, la sociedad me etiqueta, yo misma incluso me etiqueto. Pero es cierto que este es un espacio de empoderamiento para la mujer con esas falsas creencias. Somos nosotras que hemos permitido que, a lo largo de los años, se visualice la figura de la mujer así que, si no logramos tener un compañero, entonces no se me abren las puertas en otras direcciones.

Xiomara: Nutrir mi amor propio me va a permitir validarme a mí misma en lugar de estar buscando la validación fuera de mí. Porque en la realidad no tienes control de lo que otros piensen y digan, pero permitimos que eso tenga más poder. Y pensamos “algo tiene que estar mal conmigo que no me consigo a nadie”, porque así es que lo ponen. Entonces, cuando nutro mi autoestima, mi amor propio, empiezo a amarme, entiendo que hay gente a la que nunca voy a poder complacer y le empiezo a quitar peso a eso y me voy liberando; y de manera misteriosa llega gente. Pero tiene que ser desde el amor propio, desde la autoestima, porque si no, para evitar que digan, para evitar estar sola, me voy a unir con el equivocado. Y le aguantaré... hasta que me mate por no estar sola.

Ustedes proponen en esta convivencia el interiorizar. Pero resulta difícil escuchar la “voz interior” cuando hay millones de voces fuera diciéndote qué es lo que tienes que escuchar, qué es lo que tienes que ver o hacer para no quedarte “fuera de la conversación” y ser aceptado.

Ozary: Te sorprendería cómo lo sano está estipulado hace miles de años. Socialmente nos encanta, principalmente con el bombardeo de la modernidad, permitirles a patrones más automatizados que se vayan robando esa tranquilidad interior y para eso también tienes que distanciarte de ciertos grupos, porque si no tengo iguales que no comparten lo mismo que yo, obviamente me voy a hundir, me van a comer más fácil. Cuando quieras oír esa voz interior sepárate de ese entorno tóxico. Incluso, vamos a volver a retomar patrones que se usaban antes, a volver a lo análogo, porque el ser humano está en evolución constante. Lo sano es tan atractivo como lo tóxico, lo que pasa es que no se le da publicidad, ni reforzamiento. Pero poco a poco estamos volviendo cada vez más a este tipo de espacios, como esta actividad, porque al final los seres humanos buscamos todos lo mismo: felicidad, crecimiento, bienestar, autorrealización.

Xiomara: En un momento de mi vida me “monté” en lo que hacían otros para pertenecer y tuve que llegar a ese punto de aceptar que probablemente había gente a la que no le iba a gustar lo mismo que a mí y eso no significaba que “algo” estuviera mal o yo era rara. He aceptado que los demás son diferentes porque no es solamente que ellos me acepten a mí, también tengo que aceptar que no estén en mi misma sintonía. Es un camino de doble vía. Se trata de ser tolerantes y aceptar nuestras diferencias, no tenemos por qué chocar.

Ustedes abordarán también el tema de las relaciones. ¿Estamos listos como sociedad, de hombres y mujeres que llevan este estilo de vida, para vivir solos, sin pareja?

Ozary: Particularmente puedo decir que la sociedad está lista. De hecho, estamos hambrientos por romper todos esos patrones y falsas creencias. Soy docente y lo veo tanto en mujeres como hombres. Yo creo que es parte de la misma historia. Venimos de la esclavitud y estamos todavía sometidos y tenemos remanentes. Pero como sociedad estamos listos, solo tenemos que lanzarnos y permitir a los valientes que ya lo están viviendo que salgan a la luz.

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