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“Ya puedes tomar prestado contando con eso”

“Plata en mano, y entonces gastamos”

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“Ya puedes tomar prestado contando con eso”

...me dijo un día un potencial cliente. Habíamos negociado todos los puntos del acuerdo por varias semanas y finalmente había conseguido la aprobación de la capacitación para su personal. No recuerdo si conocía antes esa frase, pero después de aquel cliente expresármela, la he escuchado con frecuencia. He observado a muchas personas que se llevan de esa filosofía y en algunos casos les resulta catastrófica.

El seminario de ventas para esa gran empresa tardó casi dos años en ejecutarse... siempre había un motivo para posponerlo. ¿Que si había tomado prestado contando con el dinero que iba a generar la contratación? Claro que no, nunca será mi filosofía la de adelantar el futuro.

Veo personas que en julio ya deben el sueldo extra que recibirán en diciembre. Algunos hasta lo venden; aunque usted quizá no me lo crea, existen posibilidades de hacer ese trueque. Reciben dinero por adelantado y es una gran ventaja... en apariencia. No reciben todo el capital, pero lo tienen con antelación, lo consideran un gran negocio. ¿Por qué lo hacen sabiendo que pierden dinero? La respuesta es sencilla, es la mentalidad de “cuenta con eso”. Claro, algunos tienen una urgencia inesperada.

No todos necesitan dinero de repente. Mi experiencia como asesor financiero me ha mostrado muchos comportamientos acertados y muchos nocivos. Al preguntar a algunos que tienen deudas la razón de sus dolores de cabeza me han informado que: “contaba con un negocio y no se dio”, “me iba a llegar un dinero, pero...”

Mi amigo y cliente Héctor Luis me enseñó una frase que me encanta... “Viendo el payaso, soltando la risa”.

Ser positivo no tiene nada de malo, siempre que el realista domine la situación. Gastar el dinero que llegará es simplemente otra forma de adelantar el futuro. Un personaje positivo está en todos nosotros, tratando de comandar las decisiones. Mucho más en los emprendedores, que siempre ven más allá de los personajes temerosos que se sientan en una silla de una empresa ajena. El gran peligro es precisamente dejar que el positivo tome decisiones sin consultar al temeroso, convirtiendo la situación en realista.

Soy más drástico aún: en ocasiones hacemos el trabajo y no recibimos el pago correspondiente, o simplemente se atrasa. Si es para cubrir necesidades prioritarias podemos y hasta debemos buscar el dinero en otra fuente. Pero aumentar nuestros gastos por una promesa de pago no es lo más asertivo que he podido ver.

El dinero que recibiremos es nuestro, el que buscamos para cubrir el espacio de tiempo entre la promesa y la llegada, es de otro. Utilizar dinero ajeno cuesta, y muchas veces demasiado. Ser impaciente, porque eso es lo que somos cuando no esperamos, es costoso.

Cuando más costoso sale es en esos tantos casos que no llega a nuestras manos el tan prometido dinero. Una promesa ha llevado a demasiadas personas a muy malos momentos y hasta a la quiebra.

No podemos adelantar gastos por más segura que sea la promesa.

He visto algunos que hasta hacen negocios donde ponen su dinero contando con una paga más tarde. Muchas veces es parte del trato... me refiero a los que se salen del trato. Y diría que tratos como esos debemos evitarlos... si un día salen mal estamos arriesgando demasiado.

Las decisiones financieras se toman con la cabeza, como enseño en mi libro Arco Iris Financiero, el disfrute con el dinero en la mano.

Foto: Shutterstock.

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