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Hidratación: mitos y verdades

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Hidratación: mitos y verdades

El consumo del agua es un acto vital para la supervivencia del ser humano, pero se ha convertido en una acción tan común que no se le da la importancia que merece, ni se realiza de la manera más efectiva. Por eso, con la ayuda de la doctora Erika Pérez Lara, vamos a analizar más a fondo la importancia y las realidades de una buena hidratación.

Lo primero que hay que aclarar es el tema de la cantidad de agua que una persona normal debe consumir para mantenerse hidratada, aunque aún no se ha llegado a un consenso formal sobre cuál es la cantidad “ideal”.

“Las guías de Estados Unidos y Canadá recomiendan entre 3.7 y 2.7 litros para hombres y mujeres, y en las guías Europeas entre 2.5 y 2.0 litros, para hombres y mujeres, respectivamente”, comenta la doctora Pérez Lara. “Sin embargo, cualquiera de las dos sugerencias está por encima de la ingesta actual promedio”.

El requerimiento de agua dependerá del individuo y sus hábitos con la comida, la bebida, el tipo de actividad física y las condiciones ambientales. Por ejemplo, quienes siguen una rutina de ejercicio y residen en países con altas temperaturas tienen un requerimiento mayor de una buena hidratación, ya que las vías de pérdida de agua son principalmente a través del sudor, la respiración, heces y orina.

De todas formas, la distribución ideal para que una persona se mantenga hidratada debe de ser un aporte de líquidos con un 20% de consistencia sólida y un 80% líquida. Esto significa que es necesario el consumo de alimentos ricos en agua (pepino, lechuga, apio, tomate, rábano, ají morrón, sandía, uvas, entre otras), más la ingesta de agua complementaria. Esta es una técnica que permite que una persona se mantenga “nutritivamente” hidratada porque “en el agua no conseguiremos los nutrientes necesarios para suplir nuestras necesidades fisiológicas”, explica la experta, “siempre será necesaria una alimentación equilibrada con frutas, vegetales, proteínas, cereales con fibra y grasas vegetales”.

Por cierto, es importante tomar en cuenta que la deshidratación, dependiendo de su severidad, puede producir fatiga, mareos, pérdida de memoria, disfunción aritmética, cambios en la visión, piel y boca seca, palpitaciones, confusión y pérdida de la conciencia.

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Infografía

Bebidas con fuerza

En el caso de las personas que practican deporte o que mantienen una rutina de ejercicios, también existe la opción de las bebidas energéticas. Dependiendo de la intensidad de la actividad física que realice (como, por ejemplo, un maratonista o un ciclista) se puede requerir un aporte de electrolitos e hidratos de carbono (en azúcares) que resultan de rápida absorción y son los que componen regularmente estas bebidas. Sin embargo, un correcto aporte de alimentos podrá suplir también la energía necesaria sin utilizar bebidas energéticas.

Beneficios físicos y mentales que aporta una buena hidratación:

1 Mejora la movilidad intestinal.

2 Colabora en la pérdida de peso.

3 Previene infección en las vías urinarias.

4 Regula la temperatura corporal.

Efectos negativos de no tener una buena hidratación:

1 Formación de litos (piedras) renales.

2 Dificultad para la concentración.

3 Reduce el rendimiento físico.

4 Sensación de calambres.

Fluidos chic

Beber agua no tiene que limitarse a servirla en un vaso, hay muchas maneras de consumir este invaluable líquido y cada quien lo puede hacer a su manera. Además, esta variedad de opciones puede ser de gran ayuda para aquellas personas que sienten cierto rechazo a su consumo. Por ejemplo, para algunos el agua tiene un sabor metálico o desagradable, otros no sienten sed y hasta existen quienes ni si quiera recuerdan si la han consumido. Entre las tendencias que han surgido para el consumo del agua están:

1 Añadir frutas, como rodajas de limón, naranja, sandia o menta.

2 Mantener un vaso o una botella de agua cerca puede motivar a una persona a beber agua.

3 Aplicaciones en el celular con recordatorios.

4 Considerarlo como un aperitivo. Tomar agua antes de la comida.

5 Comer alimentos altos en contenido de agua: sopas, cremas, jugos de frutas y verduras (cuidando la proporción de azúcar).

Los mitos del agua

Como ocurre con casi cualquier actividad o costumbre, se han creado ciertos mitos o creencias alrededor del acto de beber agua, vamos a ver algunos de ellos de la mano de la doctora Pérez Lara:

• 8 vasos de agua al día. Como ya mencionamos, no existe una cantidad específica que se pueda generalizar. Además, la cantidad de agua deberá medirse en sólidos y en líquidos, incluyendo jugos (aunque estos tienen la desventaja del exceso de azúcar).

• Tomar agua mientras te ejercitas no es tan efectivo como las bebidas energéticas. El agua es el mejor medio para transportar nutrientes y esparcir la temperatura elevada en el cuerpo durante el ejercicio. De todas formas, los ciclistas y otros atletas de alto rendimiento requerirán un aporte adicional de electrolitos (sodio, potasio) para reponer la pérdida por sudor excesivo.

• Si tienes sed, estás deshidratado. Realmente el estímulo cerebral (“tengo sed”) se da cuando la concentración de solutos en la sangre ha alcanzado un 2-5%, por lo que el reflejo no es necesariamente un signo de deshidratación. Por ejemplo: si una persona consume mucha sal, se activará el reflejo sin estar deshidratado.

Fotos: Shutterstock

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