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¿A quién no le gusta una película sobre el apocalipsis zombie?

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¿A quién no le gusta una película sobre el apocalipsis zombie?

Pasaron veinte años desde que la película original de ‘Trainspotting’ sorprendió al mundo entero con las revelaciones sobre la adicción a la heroína, en una producción de apenas 3.5 millones de dólares que terminó recaudando casi 25 millones. Pasaron veinte años desde que impuso el debate en el público, al ‘promocionar’ el uso de las drogas, en vez de condenarlo. Y pasaron veinte años para estrenar una segunda versión de Trainspotting, para revivir la historia de sus protagonistas, reuniéndolos también en la ficción, veinte años después. Pero con el director Danny Boyle revivimos los secretos del rodaje en... veinte minutos.

- ¿Filmar una segunda película veinte años después de la versión original también invita al espectador a viajar veinte años atrás, con su propia experiencia de aquel entonces?

- Es realmente increíble porque yo viajé por todo el mundo promocionando la nueva película y todos los que vieron la versión original tienen su propia historia, como cuando me dijeron “Me la mostró mi hermano cuando yo tenía 12 años”. Cada uno tiene una relación personal y yo no puedo llevarme el crédito porque no sé lo que significa para la gente. Supongo que sabía que iba a haber cierta conversación entre las dos películas, porque al espectador que le interesa, seguramente vio la otra película y cada uno tiene cierta relación compleja sobre el tema.

- ¿Alguna vez en la historia del cine se filmó una película así... veinte años después?

- En cine, no sé, pero está el documental ‘Seven Up!’ que fue una de mis influencias en filmar la película. Tampoco es algo muy usual porque tarde o temprano el tiempo se termina. Veinte años es demasiado tiempo.

- ¿No le resultó difícil reunir a los mismos actores?

- Todavía seguimos en contacto entre nosotros, aunque en forma diferente. Pero lo bueno es poder hacer una película con las mismas personas que todavía siguen estando muy presentes. La oportunidad es maravillosa.

- ¿Es cierto que en la versión del DVD de la primera película, en los comentarios extras usted mismo hablaba de filmar una segunda película, en el año 2003?

- Sí. Y lo intentamos. De verdad. John Hodge incluso había escrito un guion basado en la novela ‘Porno’ donde Irvine (Welch) también continuó la historia. Supongo que estaba bueno, pero siempre está ese momento donde lees un guion y se siente que no es suficientemente bueno. Me pareció que iba a decepcionar a la gente. Le faltaba cierta riqueza, porque los actores se veían también demasiado igual en ese entonces. Y ahora, es diferente. Queríamos mostrar lo que les pasó con sus propias experiencias, los cambios, porque ya no son los mismos jovencitos de aquel entonces. Fíjate que en el primer rodaje de Trainspotting ninguno tenía hijos y hoy son todos padres. Reconocen la parte de la película sobre la paternidad, lo importante que son y lo decepcionantes que terminan siendo en la película. Cada padre que ves está decepcionado con su hijo y su hijo está decepcionado con el padre.

- El tema de la heroína es lo que mejor representa la época de Trainspotting en Escocia, veinte años atrás y hoy parece que la historia se vuelve a repetir en Los Angeles, en las calles de Hollywood ¿Qué opina en ese sentido?

- Yo creo que la heroína siempre estuvo entre nosotros. Cuando estaba filmando la película original, investigando sobre el tema, me di cuenta que todos vamos a terminar usando morfina, porque es la droga más compasiva que existe para el hombre. Es la que mejor funciona para el cuerpo humo. Y es algo que siempre estuvo entre nosotros. Si llegas a ser lo suficientemente desafortunado como para vivir un accidente terrible, con un terrible dolor, la vas a usar. En términos médicos es la mejor forma de borrar el dolor físico y en términos de la calle, es la mejor forma de borrar el dolor emocional. Eso es lo que yo realmente descubrí y es la razón por la cual la gente la usa. No quieren sentirse volando, quieren erradicar el dolor emocional que no pueden confrontar. Es una condición humana que siempre va a estar con nosotros porque siempre van a haber narcotraficantes que las exploten. En la película, ellos vuelven a consumirla, pero solamente en un momento de tremendo dolor, cuando confrontan el pasado y la responsabilidad del pasado también. Pero no es una celebración. Es un vacío en realidad, porque es lo que les da, la forma de verlo todo en blanco.

- ¿Qué opina entonces del intercambio de jeringas para evitar el contagio de enfermedades como el SIDA, a pesar de estar facilitando un arma al adicto a la heroína?

- Es puro sentido común. En el primer libro él dice que hay gente que puede usarla cuando son jóvenes, sin necesidad de volver a usarla en toda la vida, pero hay gente que con solo tocarla una vez, ya son adictos, aunque no la usen, porque en algún momento de crisis van a volver a usarla. El los llama ‘románticos encerrados’, la gente que es romántica pero que no lo admite. Es parte del viaje en esa extraña relación del adicto y esta droga. Puede pasar también con la cocaína, también es parte de nuestra increíble historia. No se puede borrar con solo decir que es mala, hay que verla a través de la gente que sufre por ella.

- ¿En cierta forma, la película muestra el buen ejemplo de tener un mal padre, donde cría un hijo que termina siendo lo opuesto, de buena persona que además va a la Universidad, como pasa con el personaje de Begbie y el hijo?

- Sí, ella creció aprendiendo a no ser igual que el padre, porque nadie quiere ser como Begbie.

Recuadro: El Estilo de Cine de Danny Boyle

- ¿Qué tan difícil fue encontrar una película diferente a la primera, sin descartar el tema de las drogas?

- Era cuestión de encontrar un balance. Había que tomar en cuenta que la otra película existe y teníamos que heredar el tema. Supongo que el disparador es la crisis del personaje de Ewan McGregor, Renton. No sé si está en la película original, pero creo que estaba en la novela ‘Porno’, donde quería volver a la casa, por el funeral de la madre. Y me pareció algo demasiado típico y por eso se nos ocurrió que tuviera una crisis de salud. Es una razón mucho más general, porque tampoco volvió para el funeral de la madre. Él nunca apareció. Y algo así le agrega más drama. El mismo dice que eligió la decepción. Está decepcionado con él mismo, perdió a la gente que amaba, a su madre y tampoco termina siendo la persona que quería ser. Y te da el propósito brutal de vivir, de mirar al personaje, esperando encontrar también la riqueza en los demás roles.

- ¿Detrás de todas esas historias, se esconde alguna historia personal?

- Sí. Mi madre falleció cuando yo tenía 30 años y yo la extraño tanto como el personaje de Ewan (McGregor).

- ¿Ewan McGregor llegó a sugerir algo en particular que se ve en la película?

- Ewan fue el que sugirió un par de ideas de cómo deberíamos cantar la canción que terminamos componiendo con un dúo. Ewan es muy bueno con la música.

- ¿Qué otra película le gustaría filmar algún un nuevo capítulo?

- Tenemos una idea de filmar una tercera película de ‘28 Days Later’. El otro día me encontré con el autor, Alex Garland, vi su nueva película, muy buena. Y hablamos del tema, aunque no sé cuando la vayamos a hacer. No tenemos planes concretos, pero la idea está. Lo importante es que dimos el primer paso. Todo depende lo que pase el próximo año. Pero podría ser. Me divertí mucho con la primera y me arrepentí cuando no pude filmar la segunda. ¿A quién no le gusta una película sobre el apocalipsis zombie? El mundo entero está enamorado de ese tema. Me parece que es una nueva adicción.... y es mucho mejor que la heroína.

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