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Carlos Cuauhtémoc Sánchez: Corazón de educador, alma de escritor

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Carlos Cuauhtémoc Sánchez: Corazón de educador, alma de escritor
(Foto: Ricardo Hernández)

El autor de “Juventud en Éxtasis”, “Un Grito Desesperado” y otros tantos best sellers que de seguro marcaron nuestra adolescencia, nos cuenta sobre sus próximos planes, proyectos y nueva etapa en la que está viviendo. Una en la que, dice, está marcada por la estabilidad, el amor, y su profundo deseo de escribir e impactar la vida de quienes le rodean.

Eres el autor más leído de México, un mérito que no lo consigue cualquiera. ¿A qué atribuyes tu éxito?

Primero, mis libros están basados en historias reales y legítimas. En segundo lugar, los personajes tienen vida y están inspirados en mis propias vivencias y en las de gente que conozco. Esto hace que quienes lean algunos de mis libros, se sientan identificados. Además, implícito o no, los libros tienen mensajes de superación y eso enriquece a las personas.

Una parte de tu literatura está dirigida a un público joven-adulto, catalogado por mucho como difícil. ¿Piensas lo mismo?

Definitivamente es un reto y cada vez más difícil. Hoy en día los escritores competimos contra las tabletas electrónicas, las redes sociales y los celulares. La gente está ocupando su atención y tiempo leyendo Whatsapp, Facebook o viendo fotos en Instagram. Los jóvenes, sobre todo, tienen muy poca capacidad de atención. Si tú no escribes un libro que los atrape desde la primera página, no te leen.

Como escritor, ¿qué has cambiado desde tu obra “Juventud en Éxtasis” hasta la fecha?

Todas las personas seguimos creciendo y madurando con los años. Cuando escribí “Juventud en Éxtasis” tenía veintiocho años de edad. Ahora no creo que pudiese escribir un libro parecido. No es que me avergüence; es un libro que me encanta, pero representa una etapa en mi vida distinta a la que estoy viviendo. Hoy soy padre de hijos mayores y he encontrado estabilidad en muchos aspectos de mi vida.

Sorprendente que escribas un libro al año...

Sí, y a veces dos.

Un ritmo intenso.

Bueno, soy escritor. No puedo no hacerlo porque me moriría. Cuando escribo estoy en mi momento de paz, de relax y de vacaciones. Tres meses al año que no hago más que escribir.

¿Cómo una especie de retiro?

Sí. A veces lo hago en mi casa. Me encierro y mi esposa me lleva la comida como un preso. Cuando termino, pongo la misma canción y, cuando mi familia la escucha, suben todos a felicitarme. Es lo mismo cada año.

Una vez catalogó a sus detractores como “literatos inquisidores de la superación”. ¿Aún piensa lo mismo? ¿Qué responde a los críticos cuando etiquetan sus publicaciones como “literatura light”?

Mira, dicen que los críticos son como los eunucos: saben cómo hacerlo pero no lo hacen. Ellos no escriben, critican a quienes lo hacen. En realidad no me preocupa lo que ellos piensan, no escribo para ellos sino para mis lectores. Hago las cosas bien hechas. Soy un escritor profesional, no un improvisado. Tengo años de trabajo, talleres literarios, estudios... A pesar de que soy ingeniero, amo escribir. Lo que los críticos digan o no, no me importa. Lo que sí me importa es que la gente disfrute leyendo tanto como yo escribiendo.

¿Por qué libros de autoayuda?

Escribo novelas de amor. Es lo que disfruto hacer. Pero pasó que una vez, cuando era director de una escuela en Ciudad México, un estudiante se suicidó. Era un alumno de mi salón de clases y eso me marcó profundamente. Hablé con su padre y le dije “hagamos juntos algo”. Escribí “Un Grito Desesperado” y la gente comenzó a escribirme cartas. Hubo mucha retroalimentación porque el libro tenía entretejida una serie de principios y valores para la familia, así fue como fui empujado hacia esa área. Hoy día ya no estoy haciendo libros de autoayuda. Me estoy enfocando más en escribir novelas.

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Infografía

Y hablando de tus más recientes publicaciones, cuéntanos de tu libro “Sheccid: cuando el amor duele”.

Es mi libro más querido. De hecho la saga “Los Ojos de Mi Princesa” son mis libros más queridos porque estoy en ella. No son autobiográficos pero están inspirados en mí y cómo me hice escritor. Era muy tímido y retraído. Me enamoré profundamente de una chica y ese amor fue el que me hizo salir de esa timidez para que ella me pudiera ver. Este tercer libro no lo iba a publicar nunca porque requería de una investigación. Saber dónde estaba ella y qué había hecho, pero los lectores siempre te van empujando. Averigüé dónde estaba y ella ni siquiera me recordaba. Cuando me senté frente a ella le platiqué todo, le enseñé los libros y los leyó, revivió todo. Entonces me contó todo lo que había vivido en esa época y de ahí el libro, la historia de ella.

¿Y cómo manejó todo esto su esposa?

Ah, mi esposa se puso un poco celosa sí... pero bueno, ella sabe que es la dueña de todo.

Con el transcurso de los años parece ser cada vez más difícil escribir sobre valores. ¿Es así? ¿Cómo evitar la etiqueta de puritano?

Es difícil, pero siempre hay gente que lo necesita, lo quiere y lo busca. Ahora las personas tienden a ser más pragmáticas y frías, pero siempre hay un grupo que quieren escuchar sobre esto. Además, es quien yo soy.

Tres consejos para aquellos que quieren empezar a escribir

1 No escribes para ser visto por las cámaras o ser leído por las multitudes, escribes para que te lea una persona. Tienes que imaginarte a ese alguien, que le hablas, que debes respetarla y querer darle algo de valor.

2 Debes tener un propósito y ser obsesivo. Seguir trabajando cuando nadie cree en ti, cuando nadie te aplaude ni te reconoce.

3 Entiende que eres escritor veinticuatro horas al día. Aunque no estés escribiendo, debes estar pensando en lo que podrías escribir, soñando con tu libro y con tus historias. Escribir es un privilegio.

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