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Diseño de modas
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Roberto Riccio: El arte de la moda

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Roberto Riccio: El arte de la moda

El director general del Istituto Marangoni pasó por DominicanaModa, no sólo para hallar la colección emergente más destacada y premiarla con una beca, también para hacer balance de nuestra moda local y lograr una crítica constructiva del diseño criollo al que todavía le falta avanzar hacia la globalidad.

¿Qué percepción tiene de lo que ha visto hasta ahora en DominicanaModa? Lo poco que he visto lo encuentro muy local, también hay menos gente y una falta de diseñadores hombres. Imaginaba un mundo diferente al llevar el evento desde el Embajador hacia la ciudad colonial. La moda no es solamente la pasarela, sino gente por la calle que reproduzca lo que ven con su personalidad, porque la moda es la habilidad de tirar fuera lo que eres. Pero esa es solo mi primera impresión, que espero que cambie. Yo creo mucho en la creatividad de los países emergentes. En los últimos cuatro años el diseñador del año en el Istituto Marangoni siempre provino de Asia o de Korea y eso tiene mucho que decir; la contaminación cultural es fundamental y el ser demasiado local no funciona. La moda no es solamente creatividad. Debe ser bella, rica y estar bien hecha. Giorgio Armani, por ejemplo, comprendió que no había que centrarse solamente en la creación, también en la imagen de la creación. Yo no vi ninguna imagen hoy, ninguna. No hay atención por el estilo. No había bolsos, todos los zapatos eran iguales y eso en un desfile no se puede aceptar. Es importante que un talento emergente no solo sepa diseñar, tiene que comprender que vende una imagen completa, que es la imagen de su interioridad para una mujer moderna, clásica, innovadora, y eso está hecho de muchísimas cosas. Por eso creo que la contaminación cultural que se vive en Europa, y en mi escuela más que en otras, donde hemos llegado a tener 18 nacionalidades en una clase de 20, ayuda porque se contaminan intelectualmente, se mezclan, y esto produce un resultado como el de Armando Costa, quien después de graduarse en el 2006 en el Fashion Design de Milano decidió aprender el estilo y fue estilista, no diseñador, por diez años en París, para aprender a mezclar los diferentes tejidos, comprender cuál es la importancia de la combinación de los colores, que hay gusto en cada pequeña cosa que tú haces, desde el botón hasta la pequeña cartera que llevas. Hay que prestar mucha atención a todos estos detalles. Esta es la diferencia entre un desfile normal y uno que deja huella.

¿Qué debe dejarnos la moda? Debe quedar algo en el corazón. La moda es arte y todo lo que no es arte es fast fashion. De los 7 diseñadores que vi hoy 4 parecían de Zara o H&M. ¡Por favor! La moda es comprender el futuro, transmitirlo en tu trabajo y realizarlo, dar valor a las cosas que haces. No simplemente salir con algo encima.

¿Cuál es la base educativa de Marangoni? Primero, no hay necesidad de tener estudios anteriores. Esto es contrario a todas las demás escuelas, que normalmente creen que hay necesidad de tener un background. Nosotros, desde el primer día, enseñamos a dibujar a mano, no digital como hacen todas las escuelas (eso llega en el segundo año), porque la mayoría de las empresas italianas y francesas, si no sabes diseñar a mano no te consideran en una entrevista de trabajo. Claro, hay que tener esa pasión que te impulsa dentro de ti, y de nosotros depende sacarla a la luz, ‘from dust to diamond’. Durante esos tres años no hay clases, sino un ambiente abierto que reproduce el ambiente de la industria. Una clase está hecha de 5 o 6 grandes mesas, alrededor de las cuales están los diseñadores como en un atelier, donde se miran, se contaminan y se analiza entre esa Torre de Babel de 107 nacionalidades y diferentes idiomas, que para mí es una de las mayores riquezas que tenemos. Esta capacidad de atraer talento desde todas las partes del mundo incluirá también Santo Domingo donde por fin, después de cinco años hablando con el Ministerio, hemos llegado a un acuerdo de tres años por el que entregaremos 20 becas anuales a estudiantes de Santo Domingo para que desarrollen su carrera en la moda.

Habla de la pasión que hay que tener para hacer lo que uno quiere, ¿lo cuenta como parte de las aptitudes que se debe de tener si se quiere ser diseñador? El talento nació en Italia. Antes del Renacimiento no se podía ser talentoso porque solo los que venían de un cierto nivel podían ser pintores, escultores, o lo que fuera. Fue el Renacimiento que cambió todo. Desde entonces la mayoría de los reyes italianos del tiempo empezaron a utilizar personas sin dinero y sin estudios, pero con gran talento. Miguel Ángel es el mejor ejemplo. Desde entonces en Italia se ha creado un ambiente en el cual quien tiene talento tiene muchas más posibilidades que en otros países. Pasar un rato en un país como Italia acelera muchísimo la habilidad de crear algo interesante. Estoy muy contento de lo que hemos logrado con el Ministerio porque 20 estudiantes dominicanos al año en Milán cambiarán la perspectiva de la moda en el país.

¿Sabe de qué escuelas vienen? Algunos de Chavón, de la Universidad Iberoamericana y otros no recuerdo... Este es el primer año. No fue fácil elegir porque creo que no fue bien promocionado. Recibimos cerca de 100 candidaturas para escoger 30, pero normalmente para 20 tendrías que elegir entre 1,000, porque así encuentras lo mejor, pero el año que viene será mejor.

Dice que la moda es arte, pero la gente aquí todavía tiene sus reservas con la moda, la ven como algo superfluo. ¿Qué puede decir a quien todavía ve la moda como vanidad? ¿Qué oportunidad debe darle? Estamos en un mundo lleno de vanidad, pero yo creo que la moda es la manera de uno expresarse a sí mismo con coraje, a veces, y con gusto. La mayoría de la gente que viene a Italia pregunta por qué cuando paseas por sus calles todo el mundo viste bien. Es el resultado de 500 años de atención a la belleza y lo bello no es superfluo, es alma, es corazón, es pasión... Aquí hay mucha atención por la creatividad y las cosas bellas, pero no saben cómo traducirlo en algo concreto, por eso por las calles lo que ves es una mezcla de colores, poca atención a la forma, a las medidas y eso es una pena porque las mujeres y los hombres son guapos y podrían serlo mucho más.

¿Hacia dónde se encamina la moda en Latinoamérica? ¿Se tendría que hacer algún cambio o hay partes fuertes que son positivas? ¿Qué considera? Lo que vi hoy no fue nada espectacular, pero sí muy diferente de lo que presencié años pasados. Me parece que el fast fashion ha traído demasiada normalidad. Y quizás yo me contradigo con lo que dije antes, normalmente los desfiles latinoamericanos son demasiado locales. En los desfiles de hoy aprecié una modernidad básica; creo que la solución está en el medio. Hay que ser local, hay que comprender qué es importante; por ejemplo, aquí serían los colores, pero hay que saber cómo mezclarlos, comprender que una colección tiene que tener un sentido de colección; de las 7 que vi una sola tenía esa lógica. Y con sentido de colección quiero decir que reconocería a esa diseñadora en cualquier lugar. Johanna Alba me gustó mucho: los bordados, su comprensión de las formas de la mujer para acentuar la feminidad de manera correcta. Creo que la mujer que esconde es mucho más interesante que la que enseña...

¿Qué es lo que va a premiar el Istituto Marangoni en DominicanaModa? ¿Qué cualidades buscan? Siempre busco lo bien hecho, no tanto lo bello. La confección fundamental, aunque también tiene que haber creatividad. Premiamos una colección con gusto y bien hecha.

Foto: Ricardo Hernández.

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