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Entrevista
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Yamelis Arnemann: “La belleza no es un lujo, es una necesidad”

Lo dice sin rodeos: “soy una persona lanzada”. Su actitud segura, su talento, han sido claves para convertirla, no solo en una referencia en el negocio de la belleza y el maquillaje en el país, sino en una empresaria visionaria, que ha sabido reconocer las oportunidades en lugares que nadie más veía. Mujer emprendedora, incansable, amante de la música, que va siempre tras nuevos retos.

¿Cómo inicia la historia de Yamelis con la belleza y el maquillaje?

Mi madre es una mujer muy coqueta. Me encantaba ver cómo se maquillaba y luego, a escondidas, hacerlo yo. Era mi forma de jugar. Me veía siendo ella en mi adultez. Esa fue mi primera motivación.

Pero cuando crece, no estudia nada que tenga que ver con esto.

Nada. Se quedó siendo una pasión postergada a los momentos en que tenía que salir. Nunca lo vislumbré como un negocio, jamás me pasó por la mente.

¿A qué se dedicó?

Estudié una licenciatura en servicios turísticos, una rama de hotelería. Entonces estaba muy de moda la industria turística, pero tenía muy claro que quería tener una familia y trabajar en un hotel demanda mucho tiempo. Así que la Administración Hotelera no era para mí.

¿En qué momento te das cuenta de que maquillar puede ser algo más que “una pasión postergada”?

¡Ufff! Diría que unos 24 años atrás. Empezó como un juego. Mis amigas me decían que yo iba a las actividades mejor maquillada que muchas otras. Me pedían que lo hiciera con ellas y me animaban para que me dedicara a eso. Poco a poco me fui asociando a personas que estaban en el medio y me fueron dando la oportunidad, porque veían en mí un talento innato. Ahí comencé a tomarlo en serio y empecé el proceso de mi capacitación. Tomé clases particulares en Puerto Rico. Recuerdo que mis profesoras me decían: “¿a qué vienes, qué quieres aprender? Para ser empírica tienes mucho talento, formación e información”.

En ese tiempo “la industria del maquillaje” empezaba a tomar fuerza.

Diría que sí, había solo algunas personas ya reconocidas en el mercado como Clara Herrera, Fátima Scheker, Junior, Edward Saint-Hilaire, Cleo, Mónica Mendoza, profesionales con mucha experiencia, artistas todos. Yo entraba como novata en este mundo de maquilladores consagrados, pero siempre con la ilusión y la pasión de ir perfeccionando mi trabajo.

¿Y qué tal fue el proceso de introducirte a este mercado ya establecido?

Decidí lanzarme, pero quise hacerlo enfocándome en el maquillaje social y el aspecto de las novias. En aquel entonces, las novias tenían que ir a un lugar a peinarse y a otro para maquillarse y arreglarse las manos y los pies. Era un poco complicado porque en ese momento los salones de belleza tampoco tenían la suficiente credibilidad para maquillar una novia, y se prefería ir a un especialista. Entonces pensé en fusionar esas técnicas y crear un centro de maquillaje donde las mujeres vinieran a recibir todos esos servicios, incluyendo los que ofrece el salón de belleza.

¿Así fue como comenzó Yamelis?

Así fue, y su nombre era Yamelis Arnemann, Centro de Maquillaje y Peluquería, donde las novias pudieran maquillarse, hacerse el estilismo del cabello, y cualquier otra cosa adicional que necesitaran. En ese sentido resultó ser algo innovador y diferente. Y sigue siendo mi concepto a lo largo del tiempo porque va creciendo la ciudad, aumentan las responsabilidades, las distancias se alargan por el tránsito. Todo se va sectorizando. La idea es que la mujer pueda recibir todos los servicios integrales de su belleza en un solo lugar. Aunque la tendencia mundial y local ha sido ir dividiendo los servicios, he sido de las pocas que se ha mantenido con esta temática, porque siempre trato de ponerme del lado de mis clientes, ya que yo lo fui por muchos años. La idea es facilitarles la vida porque, a medida que pasa el tiempo, las cosas no se van simplificando.

¿Por qué la tendencia apunta hacia la división en la oferta de servicios?

Primero porque tenemos mucha influencia extranjera. En el aspecto de peluquería y estilos: corte, coloración, novedad en las técnicas, es mayor la influencia europea. Para manos y pies es Norteamérica. El concepto de los nailbars viene de Estados Unidos. Los dominicanos somos una fusión de ambas cosas. Producto de esa tendencia se han ido dividiendo los servicios para crear una experiencia más personalizada. Sin embargo, si te fijas, todo se adapta a la cultura del país, porque los nailbars han ido adicionando peluquería y cejas. ¿Por qué? Porque el estatus de la mujer tiene cada vez roles más demandantes a nivel profesional, social y como amas de casa. Definitivamente tenemos que buscar la forma de vernos bien y que sea más simple de lograrlo.

La palabra emprendimiento es muy común hoy día, pero en el momento en que decides hacerlo, es algo nuevo, no solo por el tiempo, sino como mujer. ¿Con qué desafíos te enfrentaste?

El primero fue encontrarme con un mercado pequeño y profesionales muy buenos, ya consagrados. Era un círculo cerrado y resultaba muy difícil darle apertura a los talentos jóvenes, algo con lo que estoy totalmente en contra, porque todo en la vida tiene su tiempo. De hecho, he tenido que ir evolucionando como profesional y formar a un grupo de profesionales, a las que llamo mis discípulas, lo cual me honra. Por ejemplo, en mi centro, los clientes no tienen necesariamente que maquillarse conmigo, sino que pueden recibir un servicio excelente por un equipo formado por mí que está a su disposición, ya que he tenido que crecer en otros aspectos.

¿Qué ha pasado en ese proceso?

Lo que ha ocurrido es que la industria se ha ido diversificando; ahora tenemos muchos talentos jóvenes que están dando un excelente servicio, pero además un cliente que tiene necesidades diferentes ahora va a preferir que el maquillista se movilice allá donde está. Los tiempos van cambiando y las necesidades de nuestros clientes también, por lo tanto nos hemos tenido que ir adaptando.

Yamelis pasó de maquilladora a empresaria.

Y sucedió sin que me diera cuenta. Empecé a identificar qué hacía falta en el mercado para que la mujer tuviera a mano poderlo implementar en el proceso de maquillaje o de su belleza integral, y verse mejor. Ahí comienzo a importar líneas de cosméticos, de cuidado personal... y ya tengo otra empresa que importa más de siete líneas diferentes para el cuidado y la belleza.

De hecho, es extraño que no hayas sacado tu propia línea de cosméticos.

Sí... lo que pasa es que, en nuestro país, lamentablemente, le damos más apertura a lo que viene de fuera y no damos tanto soporte al talento nacional. En ese sentido, para embarcarme en ese proyecto, he tenido mis reservas. Pero no lo descarto. Pienso que pudiera ser más adelante.

¿Cómo se sostiene y se mantiene una empresa de belleza ante un mercado que no para de crecer?

Lo primero es la innovación, estar actualizado y a la vanguardia con todo lo que sucede a nivel internacional. Manejar la información y tener el criterio para discriminar: qué puede funcionar y qué no. Y eso lo da la experiencia, que te permite seleccionar, en tu mercado, que ya lo conoces, qué tendencia internacional se puede ajustar a tu industria.

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Infografía

Has tenido la oportunidad de maquillar figuras con cierta relevancia en nuestro país, como la Primera Dama, la vicegobernadora del Banco Central, así como la vicepresidenta de la República...

Ha sido parte del mismo proceso de crecimiento profesional, tuve la oportunidad de conocer a muchas mujeres empresarias que se motivaron a darme la confianza y siguen siendo mis clientas. Así conocí a la actual vicepresidenta, que era mi clienta antes de asumir el rol de Primera Dama, y estuve colaborando con ella en todo lo que tuvo que ver con su maquillaje. Fue un trabajo muy demandante. Tres meses antes del cambio de gobierno hacia el presidente Medina, me contactaron para asistir a la Primera Dama actual.

¿Cómo ha sido la experiencia?

Empecé a trabajar su imagen de manera integral. Hice un análisis para la coloración adecuada de su cabello, estilo del corte, peinado, colores para vestirla, sus complementos o accesorios, y que estos fueran un parámetro en relación a su aspecto físico básico. Incluso, tengo que ver con sus diseños de vestuario, la selección de las telas a utilizar, en fin, absolutamente todo, independientemente de su maquillaje.

¿Es mucho trabajo?

Es una gran responsabilidad y demanda porque, imagínate, una persona de su envergadura tiene una cantidad enorme de compromisos, algunos que surgen de una manera inesperada. Pero siento que ha sido otra etapa dentro del aspecto profesional que me satisface mucho. Es un privilegio que he asumido con mucho amor y entrega.

Breves

¿La belleza es un lujo necesario? La belleza no es un lujo, es una necesidad.

¿Yamelis se haría una cirugía? Claro que sí, si es para ayudarme a mejorar, pero sin cambiar mi esencia. Debemos envejecer dignamente, no queriendo ser la jovencita que tenía 20 años.

Cuando no estás en trabajo... es muy difícil (risas), bueno, en casa organizando, poniendo flores, cocinando. Yamelis no descansa.

Qué ves en la TV... soy una apasionada de las series, sobre todo las que tocan temas históricos.

No sales a la calle sin ponerte... pintalabios y máscara.

Un producto que recomiendes... El booster de pestañas de ARTDECO.

Un lugar para vacacionar... Turquía.

¿Qué haces para relajarte? Cantar.

Una hora del día... el amanecer.

Una palabra... familia.

Una comida... ¡los tostones!

Cerveza o vino... ¡tequila o pisco!

Fotos: Jerameel Reyes/ Maquillaje y peinado: Arnemann Personal Beauty/ Redes: @arnemanndr

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