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¡Verde, verde, verde!

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¡Verde, verde, verde!

Sorprende a tus invitados en tu próxima comida haciéndola más verde e infinitamente más saludable. ¡Piensa fuera del tazón y acércate al verde!

Lechuga Romana: Si te cansaste de la lechuga repollada, la romana, de sabor suave, va a mantener el “crocante” que estás buscando con 8 veces más vitamina A y seis veces más vitamina C que su prima verde. Estas hojas también proveen mayores niveles de potasio y ácido fólico que otros tipos de lechuga.

Si quieres darle un toque realmente especial a tu próxima pizza casera, agrega una buena cantidad de lechuga romana, cortada inmediatamente la saques del horno, para una capa extra de sabor y nutrientes.

Rúcula: Miembro de la familia de la mostaza, la rúcula tiene un sabor entre picante y amargo, junto con nutrientes como vitamina C y betacaroteno. Ofrece más omega 3 que otras lechugas, proveyendo alrededor de 47 mgs. en una onza de hojas crudas, ¡sin contar sus propiedades afrodisíacas!

Si te enteras que la rúcula escasea por temporadas, haz que permanezca por más tiempo: prepara un rico pesto casero agregando a las hojas de rúcula, aceite de oliva, nueces, dientes de ajo y queso parmesano.

Berros: Como cualquier otro miembro de la familia de las “crucíferas”, el berro está en el “top-ten” de la lista de los alimentos anticáncer, por lo que no debe faltar en tus menús familiares pro-salud.

Haz un puré con las hojas de berro, con zumo de limón, aceite de oliva, sal y pimienta para preparar un aderezo diferente para otras ensaladas.

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Infografía
(Fotos: Shutterstock)

Col rizada: Gramo por gramo, la col rizada contiene más nutrientes que cualquier otra lechuga del campo. Una sola taza de col aporta el doble del requerimiento diario de vitamina A y casi 7 veces la cantidad recomendada de vitamina K, esencial para la salud de los huesos y la sangre. También aporta una gran cantidad de calcio, cobre y manganeso, previniendo el desgaste de los huesos y ayudando al cuerpo a absorber hierro.

Pica y mezcla la col rizada en una sopa de habichuelas blancas durante los últimos 15 minutos de cocción para darle un máximo nivel de nutrientes y un sabor más suave.

Achicoria: ¿Te has preguntado sobre el nombre de esta extraña planta, parecida a un coral, que a veces encuentras en el supermercado? También conocida como endivia rizada, esta lechuga amarga viene cargada con compuestos que levantan el sistema inmune, pelean las bacterias intestinales peligrosas y reducen el riesgo de cáncer de colon.

Saltea las hojas de achicoria con cebolla en una sartén y agrega ajo y sal para el sabor. ¡Mezcla con pasta para un verdadero plato italiano!

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Infografía

Maché: Estas hojitas verdes lucen extremadamente delicadas, pero no consideres por esto que son “peso pluma”. Tienen cantidad de vitamina B9, conocida por sus propiedades antifatiga y antiestrés, y contienen 30% más hierro que las espinacas.

Mezcla jugo de limón y aceite de oliva para combinar un aderezo que agregue sabor sin mermar la delicadeza de las hojas. Comérselas crudas ayuda incluso a retener las vitaminas hidrosolubles.

Una última ayudita: Nunca cocines las hojas verdes en ollas o sartenes de cobre o aluminio si puedes evitarlo. El metal reacciona con los compuestos sulfúricos de los vegetales y puede destruir gran parte de sus vitaminas y fitonutrientes.

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