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Tu mejor inversión

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Tu mejor inversión

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

Cuando llueve, truena. Si hay huracán, hasta diluvia. Como no controlamos cuándo caerá el agua, lo mejor es que estemos lo más preparados posible. El mismo principio aplica para nuestras finanzas.

No tengo la menor duda, y en esto no estoy solo, que la mejor inversión que cualquier persona o familia puede hacer es adelantarse a los imprevistos propios de Murphy, aquel que reglamentó que si algo puede ir mal, irá mal.

Aprendí lo que era un “clavito”, y sobre su importancia, jugando Monopolio con mis hermanos. David, que siempre nos ganaba, utilizaba la técnica de sacar (y luego esconder) un pequeño monto de la repartición inicial de los billetes.

Cuando caía en Boardwalk o necesitaba comprar algunos hoteles, aquel fondo secreto siempre le servía para no quebrar y seguir el juego hasta derrotarnos a los más pequeños de forma inmisericorde.

La sabiduría de los “clavitos” es tan conocida, que en todo hogar dominicano, aún en la mayor miseria, siempre la madre o jefa del hogar lo cultiva y lo cuida.

Antes de una primera inversión en un banco, un vehículo, una vivienda o algún título del mercado de valores, ¡el que sea!, la mejor apuesta que podemos hacer es replicar y cultivar esa buena práctica de nuestras madres y abuelas.

¿Qué es un fondo de emergencia?

Los clavitos, fondos de emergencia o reservas especiales existen para encarar imprevistos, emergencias y contingencias que en nuestro día a día todos enfrentamos, por más precavidos y prudentes que tratemos de ser.

Todo fondo debe cumplir con algunas reglas básicas, en cuanto a su liquidez o disponibilidad, su cuantificación, su propósito y utilización y su construcción.

Cabe reiterar que el fondo es, precisamente, para emergencias o imprevistos. Por ejemplo, gastos médicos por encima de lo cubierto por el plan de seguro familiar. La falla inesperada de algún aparato necesario para el hogar o el trabajo, como una nevera o el mismo vehículo.

Existen también emergencias por falta o caída del ingreso familiar, como pudiese ser desvinculación inesperada o merma en el ingreso variable esperado.

Ahora bien, ¿qué NO es una emergencia? El pago de los útiles escolares, el doble sueldo del empleado doméstico, el desgaste propio y esperado de los neumáticos o el pago de la prima de seguro.

Los anteriores son ejemplos de gastos que, aunque se erogan o pagan de forma irregular (una o pocas veces al año), son perfectamente predecibles y su magnitud más o menos conocida.

Para esos gastos fijos irregulares, lo ideal es crear otro fondo especializado, al que se irá aportando o reservando en el transcurso de todo el año, para evitar los “corre-corres” de último momento.

¿Por qué importa tanto el clavo?

Sencillo: Sin un fondo de emergencia, cualquier otra inversión que hagamos corre el riesgo de perderse, sobre todo en el caso de que las hayamos realizado con financiamiento o crédito bancario.

Si firmas un contrato de préstamo para adquirir un vehículo o una vivienda, ojalá tener la capacidad de seguir pagando la correspondiente cuota mensual, aún en el hipotético caso de que el hogar pierda su fuente de ingreso temporalmente.

Una y otra vez escucho de quienes dañaron su crédito “porque perdieron su trabajo”. Lamentablemente, a todos nos puede pasar (yo lo he perdido dos veces). Así las cosas, no perjudiquemos aún más nuestras posibilidades de reincorporarnos laboralmente por mal crédito.

¿No tenemos alguna alternativa?

Claro que sí. Podemos pretender, como los avestruces frente al peligro, que nada nos ocurrirá escondiendo la cabeza en la tierra, aun cuando se acerque el león.

También podemos recurrir al financiamiento, por ejemplo, a las líneas revolventes o tarjetas de crédito y hasta a los mismos prestamistas o usureros.

Precisamente para evitar esas fuentes de crédito tan costosas es que debemos prepararnos con nuestro propio fondo, de tal manera que le tomemos “prestado” a nosotros mismos y no a recursos tan costosos como el 60%, 240% y 360% anual.

¿Qué tan grande debe ser el clavo?

Dependerá. En primer lugar, de cuán volátiles son los ingresos del hogar. No es lo mismo un corredor inmobiliario, que ve a “linda” cada seis meses, que un empleado bancario con estabilidad laboral. El primero debería aspirar a un fondo de seis meses de sus gastos fijos. El segundo puede construir uno de solo tres meses.

¿Por qué de los gastos fijos? Estos, que incluyen los gastos en alimentación, transporte, vivienda, educación y en cuotas de créditos bancarios, sirven como una aproximación de la necesidad de recursos que un hogar podría tener.

En otras palabras, “tres meses (o el tiempo que sea) de gastos fijos” representan una tranquilidad para ese hogar durante ese tiempo, en lo que recupera el ingreso o solventa la emergencia.

Esa paz financiera, aunque temporal, tiene un valor incalculable, sobre todo en momentos de crisis e incertidumbres.

¿Puede hacer retiros del fondo?

Claro que sí. ¡Para eso está! Recordemos que el dinero tiene el valor que le asignemos. No debe ser solamente el tener por tenerlo. Precisamente por esto fue que le pusimos nombre y apellido a este “Fondo de Emergencia”, para que cuando surja la necesidad, nos sirva de apoyo.

¿Debo resarcir el fondo si le retiro?

Sí. Vendrán otras emergencias en el futuro. Debe recomponerse de forma gradual y consistente, hasta asegurarse de que se haya reestablecido el nivel de cobertura de meses de gastos fijos. Esto es clave.

Tengo un empleo estable y gastos fijos al mes de RD$50 mil . ¿Dónde coloco mi clavo de RD$150,000? ¿En una cuenta de ahorro?

El fondo de emergencia debe estar lo más disponible o liquido posible. Los momentos de crisis no están para uno crearse mayores incertidumbres como, por ejemplo, no saber si podrá acceder al recurso creado para manejarse en ellos.

Por ello, el clavo no debe estar prestado a un amigo, invertido en un pedazo de tierra o en un título en el mercado de valores que vence en 30 años. Aunque puedan ser excelentes instrumentos de inversión, no son líquidos ni de bajo riesgo.

Sin embargo, también se entiende la preocupación que cualquiera tendría de dejar RD$150,000 en una cuenta de ahorro cuyo rendimiento, en el mejor de los casos, es de a penas 1.0%.

¿Tengo algunas alternativas?

Varias. Una técnica puede ser dejar un mes de gastos fijos (RD$50 mil) en la cuenta de ahorro, un segundo mes en un depósito a plazo fijo que se renueva cada 30 días y un tercer mes en un plazo fijo que se revise cada 90 días.

Los certificados financieros podrían renovarse de forma automática, a iguales plazos, y sus rendimientos se podrían pagar a la cuenta de ahorro especializada, de tal forma que esta vaya “engordándose” para las emergencias que surjan.

De darse la coyuntura de riesgo, se dispondrá de un monto líquido. Si se necesitara más, se cancelan (a muy bajo costo) los otros instrumentos a plazo.

También podría colocarse en títulos de muy corto plazo, a 30, 60 o 90 días, a través de un puesto de bolsa en el mercado de valores de nuestro país.

Como novedad, los fondos de inversión de alta liquidez, también son una excelente alternativa para colocar nuestros fondos de emergencia y ellos realizan, a tiempo completo y con mayor profesionalidad que nosotros, algunas de las tácticas de inversión planteadas arriba.

¿Alguna recomendación final?

Construya su fondo de emergencia. Puede ser que tarde meses o algunos años en lograrlo, pero le servirá también como un buen ejemplo de cómo de pudo planificar y ejecutar un ahorro programado de forma exitosa. Será, y se lo puedo asegurar desde ahora, su mejor inversión.

DE LOS HOGARES dominicanos Se endeudaron para enfrentar una emergencia. Solo 19% retiró de ahorros, según la ENEEF 2014 del Banco Central.

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