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Calles en barrios de San Felipe, Villa Mella, entre lodo y polvo

Piden a Obras Públicas cumplir sus promesas de reparar vías

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Calles en barrios de San Felipe, Villa Mella, entre lodo y polvo
Ignorando riesgos, un niño juega en un charco de agua sucia.

SANTO DOMINGO NORTE.

Cuando no es lodo y charcos de agua sucia, es el polvo. La mayoría de las calles de San Felipe, Villa Mella, son caminos de difícil tránsito y una molestia para los residentes próximos a las diferentes vías, que dicen temer que su salud sea afectada.

Moradores de algunas de las comunidades de San Felipe dicen que muchas de sus calles tienen echados los contenes, después de una larga lucha en demanda de reparaciones a las autoridades de Obras Públicas y al Ayuntamiento de Santo Domingo Norte.

Ramón Antonio Cruz, residente en La Esperanza, de San Felipe, Villa Mella, explica que el ayuntamiento construyó los contenes de ese sector hace varios años con el compromiso de que Obras Públicas asfaltara las vías, lo que no se ha producido.

Otros barrios que permanentemente están afectados entre el barro y el polvo, además de La Esperanza, son Los Morenos, Mono Mojao, cuyo nombre, según dicen, obedece a que sus calles siempre están inundadas con charcos de agua sucia.

También, Mata los Indios y Licey. Igualmente, confrontan el malestar de calles de difícil tránsito las urbanizaciones San Felipe y Remanso, en este último también se inició el arreglo de las vías, pero luego se abandonaron los trabajos y la polvareda mantiene en zozobra a sus moradores.

Y, para empeorar la situación de esos munícipes, según cuentan, una de las dos calles de acceso a la escuela y liceo San Felipe, los ingenieros que construyeron el liceo le pasaron un tractor para retirar el material que los residentes, con sus propios recursos, pudieron echarle para mejorar su estado.

Cuando llueve, con el cúmulo de charcos de agua sucia, los estudiantes no sólo corren el riesgo de quedar “bañados” con esta agua cuando pasa un vehículo, sino que estas pequeñas lagunas también son utilizadas por los más pequeños para retirar el barro que se le adhiere a sus zapatos, poniendo en riesgo su salud, porque en este intento se ven obligados a humedecer sus manos.