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En el proyecto San Miguel la gente vive como animales

Carecen de los más elementales servicios para vivir con dignidad

LOS ALCARRIZOS. En el barrio “Proyecto San Miguel” de este municipio, la ausencia de servicios básicos es la mejor evidencia del abandono en que durante más de 25 años han estado decenas de familias a las que se les niega el derecho a vivir dignamente.

Este sector asentado por el entonces presidente Joaquín Balaguer a mediados de los años 90, parece paralizado en el tiempo a pesar de que lo integran personas trabajadoras que exigen el cumplimiento del deber de quienes tienen la responsabilidad de crearles condiciones para una vida de calidad.

Sus calles son caminos vecinales que nunca han visto asfalto y cuando llueve sólo en burros o caballos se puede entrar con cierta seguridad debido al lodazal que se forma. Son unas 13 calles, pero la Joaquín Balaguer o Principal es la que más se afecta debido a que es la que atraviesa el corazón del barrio.

Para conocer de cerca la realidad, “José Boquete” estuvo en la comunidad y escuchó los males que acongojan a su gente.

Ruth Reyes, quien preside la Junta de Vecinos del sector, cuenta que tienen diversos problemas, pero que el mal estado de las calles es el principal. Hasta el lugar es difícil que llegue el servicio de 911 porque hay zonas donde es imposible el tránsito de vehículos.

“Cuando llueve, se vuelve un lodazal los niños no pueden ir a la escuela y ni en motores se puede salir. Hay lugares más difíciles, no pueden transitar vehículos, si una persona se enferma no puede entrar el 911”.

El alcalde Junior Santos tiene conocimiento del problema porque en numerosas ocasiones la Junta de Vecinos ha llevado comunicaciones, y por otras vías también se han hecho sentir.

Pero no sólo hay problemas con el mal estado de las calles, también tienen dificultades con el agua que reciben por la tubería que permanentemente es oscura y mal oliente, por lo que solo les sirve para algunas actividades domésticas y como explica Estefany León, se ven en la obligación de comprar el líquido a un aguador en “camioncito” .

“A veces el agua llega con materia fecal. No se puede usar, llega los miércoles y los domingos. Yo tengo ocho años en el barrio y siempre llega así, muchas veces usamos agua de pozo”.

El barrio también carece de un sistema de drenaje pluvial y sanitario a pesar de que cuentan con una planta de tratamiento de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo que no funciona y que se ha convertido en el lugar ideal para la reproducción de mosquitos y otras alimañas que salen de las putrefactas aguas estancadas.

Los jóvenes no tienen dónde hacer deportes y se ven en la obligación de ir a una cancha de un barrio vecino. Tampoco cuentan con un play, como explica Martín Antonio.

“Nosotros no tenemos cancha, hay una pequeña, pero es del otro barrio, tampoco tenemos play y tenemos que ir a un solar lejos de aquí para jugar pelota”, indica.

Otro problema que padecen es la delincuencia que se alía con la penumbra de las calles que carecen de iluminación. La gente ha tenido que colocar bombillas frente a sus casas, porque las lámparas de los postes del tendido no funcionan y en algunas calles ni han existido. “Este barrio está totalmente a oscuras a las siete de la noche, no hay quien salga porque hay una ola de atracos por la oscuridad”, cuenta la dirigente comunitaria Ruth Reyes.

En la escuela del sector, las autoridades han dejado que se forme un vertedero donde depositan todo tipo de basura que inunda las aulas y las viviendas que están en sus alrededores.

Los moradores esperan de las autoridades municipales, del Ministerio de Obras Públicas y de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, una solución a los problemas que están llamados a resolver.

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