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La ciencia pura, el patito feo de la investigación

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La ciencia pura, el patito feo de la investigación
La ciencia pura, cuyo principal fin es ensanchar el conocimiento básico de la naturaleza, corre el riesgo de convertirse en el patito feo de la investigación si los gobiernos sólo priorizan las aplicaciones tecnológicas e industriales destinadas a cubrir las crecientes necesidades humanas.

Esta tendencia, sobre la que advierte un importante sector de la comunidad científica, convive sin embargo con el impulso a proyectos de investigación básica como el que estos días desarrolla el Instituto Antártico Chileno (INACH) con motivo de su 49ª expedición al "continente helado".

Una de estas iniciativas está a cargo de la bióloga marina Claudia Aracena, una experta en Oceanografía que estudia la influencia del agua dulce sobre la productividad primaria en la región de la Patagonia Sur y la Península Antártica.

"Lo que buscamos es determinar si las variaciones en el fitoplancton o las que quedaron registradas en los sedimentos están relacionadas con el cambio climático", explica la doctora.

Más allá de saber si la acción de los seres humanos influye en las variables biológicas del océano, esta investigación aspira a determinar qué influencia tiene el agua del derretimiento en la Península Antártica en comparación con la de la Cordillera de Darwin y del oeste del Estrecho de Magallanes.

"Esto es investigación básica", señala Claudia Aracena, cuya pasión por las ciencias naturales nació cuando de pequeña veía las fotografías de los glaciares y fiordos que su padre le mostraba de sus viajes al sur de Chile.

La mayoría de los países están dando prioridad al desarrollo de la ciencia aplicada, "pero la investigación básica es muy importante, porque es la que permite proyectarse hacia el futuro", asegura.

"Por ejemplo, con este estudio se puede tener un mayor grado de conocimiento de cuál es la situación en Chile en materia de cambio climático y así el país puede prepararse mejor", explica.

La ciencia aplicada, orientada a usos específicos en la industria, la medicina o el desarrollo tecnológico, no sería posible sin la investigación básica, coincide en señalar la también bióloga marina Silvia Murcia, especialista en ecología de agua dulce "A partir de la investigación básica se pueden entender ciertos parámetros de una especie y eso luego puede ser útil, por ejemplo, para la alimentación o el cultivo de salmones. Por eso entiendo que los gobiernos también financien la investigación aplicada", detalla la doctora Murcia.