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Los Macos: Hombres bajo tierra

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Los Macos: Hombres bajo tierra
Los hombres Macos limpian filtrantes y cañadas, en ocasiones, sin guantes.

SANTO DOMINGO. Si existe un modelo de vida infrahumano, la profesión debe ser la de "Maco" del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN). Por cinco mil pesos al mes Luciano Lara, Martín Pimentel Doñé, Juan Antonio Suárez, Luis Catalino Arias, Gerónimo Mateo Mateo, Martín Rosario Batista e Hipólito Reyes Vargas se sumergen dentro de los pozos filtrantes del sistema de drenaje pluvial capitalino a extraer los desperdicios de los inconscientes ciudadanos que son arrastrados durante las lluvias.

Lo hacen armados de picos, palas y cubetas. Vestidos de camisas, pantalones cortos, botas de goma y una gorra, sin guantes ni mascarillas, ni traje especial. Allí se enfrentan a plásticos, cartones y papeles. Pero también heces fecales y pedazos de animales, agua del drenaje sanitario, químicos que expiden negocios y compañías, y todas las bacterias y parásitos que pudieran existir en la superficie, pero concentrado en un ambiente húmedo en el que proliferan.

Los "macos" operan en brigadas de tres y cuatro personas más un capataz que dirige los trabajos. Toman turnos diarios para decidir quién se introduce en los pozos y luego siguen la rutina. Usualmente el "maco" que está dentro del drenaje saca los desperdicios con una pala; pero en ocasiones se encuentran con desechos sólidos y deben usar picos para romperlos o el terreno es tan estrecho que usan cubetas para sacar el desecho.

A las 11:00 de la mañana del viernes en la esquina de la avenida Nicolás de Ovando con Albert Thomas, Luciano Lara, de 50 años, engullía su desayuno: un pan vacío. Lara descansaba porque el día anterior le tocó meterse al drenaje. "Hoy le toca al chiquito", dice y señala con un dedo a uno nuevo en el grupo conformado por Miguelo, Martín y Fe.

"A veces uno se tiene que arrodillar para poder sacar la basura, hay que meterse casi acostado y boca abajo. Hay poco aire. Te da sed, te da calambres. Hay pájaros, cucarachas, ratones. Y tu no quieres que esa agua se te pegue", cuenta Pimentel Doñé, de 65 años y siete años como "maco" del cabildo. Antes era frutero. Martín Pimentel Doñé se está tratando "unas pelotas" en la piel, dice que también sufre calambres por la postura a la que se somete. Pues los drenajes son variados, algunos apenas permiten el movimiento de las personas y en otros tan pequeños que la cabeza queda fuera del alcantarillado, por lo que tienen que trabajar casi parados.

Pimentel Doñé asegura que para cuidarse usualmente se baña al llegar a su casa con agua que clora especialmente y mucho jabón. Sin embargo, al cuestionar a los demás compañeros todos dicen que se asean de manera normal.

Catalino Arias dice que no usa guantes porque los que provee el ADN son de tela. Cuando se mojan tiene que quitárselos. Catalino, 52 años, vive en el barrio Simón Bolívar y es "maco" desde hace unos 20 años. Se ha colocado en situaciones de riesgo por el trabajo. "En diciembre del año pasado me metí en un pozo que estaba lleno de plásticos y cartones. Comencé a sacar basura y en eso siento que todo se va para abajo, me quedé colgado de una varilla y los compañeros tuvieron que sacarme", cuenta Arias parado dentro del alcantarillado en la calle Américo Lugo.

Rosario Batista tiene 75 años, fue "maco" durante el gobierno de Antonio Guzmán y hace 14 años la situación le sumergió otra vez en el trabajo. "Hay muchas enfermedades. Y hay muchos que se enferman, si uno se deja enfermar sale caro", dice Batista.

Problema de salud

El infectólogo Clemente Terrero alerta que los riesgos de contaminación por químicos e infección de bacterias, hongos y parásitos son altos y que las condiciones en las que los "macos" trabajan agravan la situación. "Pueden tener una enfermedad catastrófica o llevar las enfermedades a sus casas. Estas personas pueden enfermarse a través de la ingesta o aspiración química, o de material fecal y otros elementos", indica Terrero.

Al mismo tiempo señala al empleador, en este caso el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), como la institución que se debe responsabilizar de que estas personas estén equipadas para hacer la actividad. "Es el Ayuntamiento el que tiene que proveer los guantes especiales, las botas, las mascarillas, la ropa y las vacunas. Pero no hay normas y si las hay no se cumplen". Hace hincapié que "en otros países el pago que estas personas reciben (cinco mil pesos) y el trabajo al que son sometidos sería considerado una especie de esclavitud, porque se utiliza la necesidad para hacerle creer a una persona que tiene un salario".

El especialista sostiene que además estas personas pueden causar problemas de salud a terceros, haciendo de vector de enfermedades. "Los hongos, las enfermedades respiratorias, y problemas intestinales si no se tratan bien pueden llegar a las personas con las que comparten".

Los "macos" entrevistados, todos aseguraron que el Cabildo les provee de las vacunas para evitar enfermedades.

"Los riesgos de contaminación por químicos e infección de bacterias, hongos y parásitos son altos",

doctor Clemente Terrero