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El “encanto” de Medina se contuvo en primer año de segundo mandato

Reportaje En el último año bajó el nivel de popularidad del mandatario, surgieron las protestas contra la corrupción y la impunidad, y se desaceleró la economía, aunque sigue creciendo. Desde el oficialismo las cifras muestran una reducción de la pobreza, pero se cuestiona la calidad de las políticas implementadas.

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El “encanto” de Medina se contuvo en primer año de segundo mandato
Olivia Peña, residente en Los Guandules, se queja del gobierno porque ella no tiene empleo ni ayuda estatal.

SANTO DOMINGO. El presidente Danilo Medina arriba este 16 de agosto al primer año de su segundo mandato como presidente de la República con un panorama de protestas por el fin de la impunidad o de los apagones; con números económicos que le adversan, aunque otros les favorecen; y con aprestos de reelección de parte de “grupos externos” de su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que aspiran a que se repostule en 2020.

Mientras prestaba juramento frente a la Asamblea Nacional hace un año, Medina destacó los logros de su gestión pasada y anunció que ese día empezaron -según su discurso- “cuatro años de reducción sustancial de la pobreza, de afianzamiento de la clase media y la creación masiva de empleos dignos. A 12 meses de aquella alocución, algunas cifras oficiales le son favorables.

El boletín estadístico sobre Pobreza Monetaria que elabora el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD) y la Oficina Nacional de Estadística (ONE) muestra que la incidencia de la pobreza se redujo respecto al 2015. De 3,375,110 dominicanos pobres a ese año, la cifra bajó a 3,213,740, o sea que, 161,370 personas salieron de su condición de pobre al finalizar el 2016. La pobreza extrema pasó de 7% (682,097 personas) en 2015, a un 6.5% en 2016, unos 48,731 dominicanos que abandonaron esa condición.

Olivia Peña, una residente en el sector Los Guandules que es parte del 30.5% de los ciudadanos que según el Ministerio vive entre la pobreza en el país, no cree en las cifras del Gobierno. Próximo a las 5:00 de la tarde de un martes, ella remueve en un caldero los únicos alimentos que comerá ese día. “Usted cree que uno comiendo arroz con habichuela vacío, sin tener un trabajo, puede decir que bajó la pobreza”.

La señora de 49 años, madre de dos hijos enfermos, se mantenía de la venta de desayuno, pero la falta de capital no le permitió seguir con el negocito y ahora depende de la caridad de su exesposo, un militar con sueldo de RD$8,000 al mes que “de vez en cuando da alguito”.

Los niveles de pobreza son mayores en la zona rural, donde en 2016 se registró un 38.1% frente al 26.8% de la zona urbana. En 2015 la incidencia fue de 40.4% en la zona rural y 28.4% en la urbana.

Además de la pobreza monetaria, que representa “el valor monetario mensual de una canasta de bienes y servicios considerados como indispensables (en el caso de la pobreza general es de RD$4,644.08 per-cápita del hogar y en la extrema de RD$2,138.14), el MEPYD mide la pobreza multidimensional. Esta se relaciona con la cantidad de privaciones a servicios que tiene la población, tales como vivienda, educación, servicios básicos y empleos. Según esta medición, la pobreza bajó de 25.5% en 2015 a 23.1% en 2016.

“Pero dónde es que ha bajado. Será en la mente de ellos”, comenta desde su realidad de desempleado Yovanny Mera, quien dice llevar más de un año buscando trabajo. “Yo tengo un currículo en cada empresa, hasta de conserje o guachimán hago, pero es que no hay políticas de empleo para los que queremos trabajar”, se queja.

Pero Damaris D’Oleo Morillo, madre de dos niños de 13 y 9 años con los que vive en una casa de zinc en el barrio Los Cocos, de La Ciénaga, considera que su situación sí ha mejorado. Ella realiza labores domésticas por RD$4,000 al mes y recibe RD$800 mensuales a través del programa de ayuda gubernamental Progresando con Solidaridad.

“Eso es por Danilo. Gracias a esa ayuda yo puedo comprar el arrocito, porque lo que gano no me alcanza para pagar RD$1,500 de alquiler, llevar los niños a la escuela y comer”.

“La estrategia del Gobierno para este nuevo período ha sido seguir con la misma política social, bajo el entendimiento de que ha resultado exitosa en sus evaluaciones... lo nuevo que se puede ver en ella es la intensidad de las famosas visitas sorpresas y las inauguraciones que refuerza la presencia del Ejecutivo en las comunidades, lo que hace que los grupos subalternos de la sociedad tengan la sensación de que sus necesidades se resolverán”, dice el sociólogo José Rafael Durán.

El Gobierno promueve, a través de sus medios informativos, que en los 5 años de gestión, el presidente Medina ha realizado 176 visitas sorpresas a distintas comunidades, y que ha democratizado el acceso al crédito con RD$26,000 millones de financiamiento a unos 1,233 proyectos.

Un informe en ese sentido del pasado 6 de agosto, indica que con las visitas sorpresas se han creado más de 170 mil empleos directos y 300,000 indirectos.

Si bien los indicadores oficiales llevan a percibir que las condiciones de algunas comunidades y grupos de productores se han impactado con la ayuda oficial, la misma no logra sacarlos del grado de vulnerabilidad, analiza Durán.

“Ahora bien, este tipo de política social mantienen dentro de los rangos de vulnerabilidad a esos grupos o comunidades en razón de que la estructura social no asegura una movilidad firme que garantice un avance en la estratificación de la sociedad”, plantea.

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Economía se desacelera

En su discurso de juramentación el año pasado, Medina resaltó el crecimiento económico que estaba a punto de lograr “un imposible”: un crecimiento del 7% durante tres años consecutivos.

Su mesiánico anuncio lo sustentaba en las proyecciones del Banco Central que para el primer semestre de ese año mostró un Producto Interno Bruto (PIB) de 7.4%, un incremento respecto al 7% con que cerró el 2015.

Pero el 2016 terminó con el PIB en 6.6%, una desaceleración que se mantuvo durante el primer semestre de este 2017, cuando el Banco Central lo situó en 5.2%. No obstante, el país será el segundo en crecimiento de América Latina, con un 5.3%, conforme las proyecciones que hace la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Panamá ocupa el primer lugar con un 5.6%.

Franklin Vásquez, decano de Economía del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), plantea que el Gobierno no ha podido lograr un repunte en algunas variables, pese a los esfuerzos que hace por mantener una economía estable y en crecimiento. Cita el desempleo, que ronda el 14.4%; la deuda interna y externa (que subió de 35.4% en 2015 a 39.1% en los primeros seis meses de este año) y el déficit fiscal. También advierte un freno en la inversión de parte del empresariado y la desaceleración del gasto público.

“En comparación con los cuatro años pasados hay una diferencia fundamental, pues los planes del periodo anterior fueron ejecutados y parecería que hay una continuación, pero con una gran diferencia, el segundo mandato siempre empieza con un periodo de agotamiento, que puede darse en la implementación de los programas y proyectos”, analiza.

Pese a las problemáticas, Vásquez ve buenas expectativas para fin de año. Cree que algunas medidas adoptadas por el Banco Central, como la disminución del encaje legal y la disminución de la tasa de política monetaria, generarán un dinamismo económico al cierre del 2017.

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