Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Actualidad

Por amor al prójimo

SANTO DOMINGO.- "El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso", exclamó una vez el fenecido escritor Facundo Cabral. Pero en medio de la barbarie que comete el ser humano en contra del semejante, hay acciones que despiertan la fe en un futuro mejor.

Nos referimos a la labor altruista de las monjas que pertenecen a la orden de  Santa Clara, ubicada en la congregación y colegio que lleva ese mismo nombre en la Zona Colonial de Santo Domingo, religiosas que desde hace 50 años brindan almuerzo todos los sábados a los indigentes que tocan su puerta.

Desde Los Alcarrizos, Ensanche la Fe, Los Frailes, Villa Juana, sector 27 de Febrero, Villas Agrícolas, Los Guandules, Manoguayabo y demás poblados capitalinos llegan personas en la postrimería de sus vidas para recibir la "bendición" de las clarisas -denominación  para las discípulas de santa Santa Clara-. Algunos niños también reciben su porción.

La religiosa Luz Castro contó que desde que esa congregación se instaló en la Calle Las Damas esquina Padre Billini, se mantiene la costumbre de ofrecer comida a los más necesitados, una acción que ejecutan porque la Santa Clara de Asís -fundadora de la orden- tuvo que trabajar y mendigar para sobrevivir en el siglo XIII.

[img src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259359" mce_src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259359" height="360"/]

"Hacemos esto porque hay demasiada gente necesitada y si podemos aportar un poco, a eso estamos llamadas. Aquí vienen todos los sábados 20, 30 y a veces más, pero para fin de año le hacemos una fiesta y esto se llena de personas", precisó la cristiana.

En total son seis las monjas que residen en el convento. Todas entran en el rango de adultas mayores, pero suelen guardar energía extra para cada sábado aportar a los necesitados.

Desde las 10:00 de la mañana empiezan a acomodarse las personas en los alrededores del convento. No falta la anciana de casi 80 años, los bisnietos, el minusválido y hasta el vecino que perdió su empleo hace un par de meses.

 [img src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259358" mce_src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259358" height="360"/]

Miserables afortunados

Juan Cruceta es uno de los afortunados que recibe el alimento cada sábado. Pese a que le falta una pierna, se traslada desde el lugar en donde esté y llega a la Calle Las Damas esquina Billini.

Le apodan "Café" y fue muy conocido hace una década porque era bailarín. Después de sufrir un accidente perdió una pierna y desde entonces se ha visto en la obligación de mendigar por el abandono de su familia, según cuenta.

[img src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259360" mce_src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259360" height="360"/] 

La mayoría de los adultos mayores que se presentan con la mano vacía para recibir su porción alimenticia dice tener hijos, aunque todos con un factor común: falta de empleo.

Juan lleva ocho años recibiendo la comida de las clarisas, un año más que Otilia Ramos, quien reside sola en el Ensanche la Fe porque, dice, sus parientes la han olvidado.

Uno de los casos más lamentables es el de Altagracia Pimentel, de 79 años. Es madre de un hombre que sufre de epilepsia y no trabaja, su esposo está postrado en una cama por una enfermedad y a ella, por su edad, no le posibilitan trabajo.

[img src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259362" mce_src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259362" height="360"/]

"Los sábados vengo donde las monjitas y los días de semana me voy donde otras que me dan arroz, aceite, víveres y otras cositas para que me aguante los días. Hay veces que la comida se acaba antes del sábado y la cosa se pone fea", señaló la anciana.

Y así se multiplican las historias con cada vez más problemas por solucionar. Quizás un plato de comida no disminuya el hambre colectiva en un país, pero cuando se quiere hacer el bien hasta una boca que se alimente marca la diferencia.

[img src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259357" mce_src="/showimage.php?typeid=19&imageid=259357" height="360"/]