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Roberto Salcedo: "No todos podemos ser presidente de la República"

El síndico Roberto Salcedo, en su gran escena política electoral, interpreta la Capital

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Roberto Salcedo: No todos podemos ser presidente de la República
Bajo los conceptos de "La ciudad posible" y "Santo Domingo avanza", el actual alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo (Esmerito Antonio Salcedo Gavilán), trata de identificar las acciones de su gestión en el escenario de la Capital, y mantener su posición en una contienda electoral en la que tiene como principal opositor al ex diputado Alfredo Pacheco, candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Este humorista, salido de las producciones de televisión, saltó a la escena política en el 1998, de la mano del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y aunque ese año no logró sus aspiraciones de encabezar el Gobierno municipal, vio realizarse sus deseos a partir del 2002.

Salcedo retuvo la alcaldía en 2006 y para el próximo 16 de mayo vuelve a buscar la reelección, esta vez con la intención de agotar un período de seis años.

Como un actor experimentado, memoriza perfectamente las líneas del libreto que tiene preparado para su actuación municipal, y que no es más que la continuidad de lo que ha desarrollado en sus ocho años frente a la Alcaldía del Distrito Nacional.

"El éxito del desarrollo de una ciudad está supeditado a la consistencia de la aplicación de las políticas y nosotros manejamos el Plan Estratégico que no es más que las políticas que se aplican hoy en el Distrito, y darle seguimiento a esas políticas es lo que permitirá que mañana tengamos un territorio controlado, manejado con equilibrio y equidad, y que permita un desarrollo sostenido", plantea.

Sin embargo, como ocurre en las producciones cinematográficas, al público de la ciudad no todas las actuaciones le agradan y son muchos los cuestionamientos que se escuchan en su contra.

Voces en contra

Para el arquitecto y urbanista Emilio José Brea, el actual alcalde ha "mal entendido y peor administrado" la ciudad. Menciona como ejemplo varios centros de diversión y culturales a los que no se le ha dado atención, así como la decisión de cerrar el Malecón al tránsito vehicular todos los domingos, una medida que califica como "un absurdo".

A Salcedo se le critica además el haber centrado sus ejecutorias solo en el polígono central de la ciudad Capital, algo que le otorga fama de elitista. Todavía algunos moradores de Capotillo dicen estar a la espera de los clubes y canchas que prometió a principio de campaña, y más de uno le cuestiona la forma cómo maneja el cabildo, en dónde un munícipe no puede siquiera ocupar un asiento en el lobby de la entidad a menos que tenga una invitación especial.

Todavía los mercados de Villa Consuelo y de la Duarte esperan, lo mismo que el Parque Eugenio María de Hostos, a que por fin llegue la adecuación prometida en reiteradas ocasiones por el Alcalde.

Pero el funcionario municipal rechaza el calificativo de elitista. "Yo nací en la calle Marcos Adón número 40, en Villa Juana, y mi ascenso social es de ahí a Villa Consuelo. Ahí conocí a mi esposa y con ella tengo más de 30 años casado, y mi mayor pasión es cuando me encuentro en los barrios, porque nací en uno", comenta. Agrega que "quien me tilda de elitista es porque no me conoce".

Difíciles comienzos

Salcedo, nacido en abril del 1953, recuerda una infancia llena de limitaciones junto a su hermano Carlos. Su padre, Esmerito Antonio Salcedo, era marino y recibía un salario de 14 pesos mensuales, lo que forzaba a su madre, Carmen Gavilán, a coser para poder criarlos en la parte atrás de un callejón de la Marcos Adón, caracterizado por el hacinamiento. Un chocolate de agua caliente fue en más de una ocasión, la única comida que ingirió antes de ir a dormir, en aquella infancia llena de necesidades.

Pero este político, antes humorista, logró cambiar las precariedades que le acompañaron en sus primeros años. Ahora gusta de jugar golf cada semana y ostenta una fortuna que según su última declaración jurada de bienes, de octubre del 2006, era de 114 millones 700 mil pesos y que, según afirma, en la actualidad no ha crecido más que en plusvalía.

"Pensé que a estas alturas tendría algo más, pero el haberme entregado en cuerpo y alma a la Ciudad me ha alejado mucho de la empresa y si hoy tuviera que hacer una declaración jurada, seguro que sería muy parecida a la del 2006", dice.

Los cambios empezaron a sus 18 años cuando se mudó a Villa Consuelo. Allí conoció a su esposa, Angélica Sanz, madre de sus cuatro hijos.

Para esos días también ingresó a la televisión y con los años logró pasar de sus apariciones en las secciones de humor del programa El Show del Mediodía, a ser uno de los principales productores de ese medio en el país, a través de su empresa Programarte, que hoy está bajo las riendas de su hijo Roberto Ángel (Robertico). También pasó de la humilde vivienda de aquella barriada, a la lujosa torre Romanza, del exclusivo sector la Esperilla.

Para algunos de sus familiares, como su primo Javier Antonio Gavilán, el alcalde "es un triunfador". "Yo creía -dice- que él sería un buen ingeniero, porque siempre fue muy inteligente. Pero se fue por el arte y triunfó. Luego se fue por la política y triunfó también como político", dice.

Domingo Contreras, que además de su cargo de secretario general de la Alcaldía, es el estratega de campaña de Salcedo, lo define como un gran gerente, que se basa en el consenso y que sobre todo sabe administrar su imagen. "Cualquier persona tiene que manejar su imagen. No puede ser alguien que está en todos los sitios, que todo el mundo lo vea y que lo devalúe, pero tampoco tan distante que la gente no lo vea, que se pierda de vista, y él sabe estar en ese punto intermedio".

Dice que como estratega "va de robo" con Salcedo, a quien los resultados de sus encuestas le dan el 72% de las preferencias del electorado.

La gestión que defiende

Al hablar de sí mismo, Salcedo se define como un ser común y corriente aunque "extremadamente respetuoso" que a todo el mundo lo trata de usted.

Defiende la transparencia con que se ha manejado al frente de la Alcaldía, y sostiene que ha manejado con pulcritud y transparencia los US$14 mil millones que- dice- ha recibido el cabildo en los ocho años, (no 24 mil como señala la oposición). "Si yo hubiera manejado esa cantidad él (Pacheco) no tendría oportunidad, que de hecho no la tiene".

Desvincula además cualquier contrato entre el cabildo y sus empresas relacionadas, pues según él, la alta presencia de publicidad municipal que se observa en los programas de Programarte, no son más que colaboraciones gratuitas. "Nos estamos aprovechando del programa gratuitamente. Nunca, nunca el ayuntamiento le ha pagado a Programarte por una cuña pasada", enfatiza. Quizá sea esa una de las razones por las que el alcalde exhibe una de las campañas más ostentosas en el actual proceso, y que él sostiene que no costará más de RD$25 millones.

Como político dice no tener más aspiraciones que la de concluir los próximos seis años y que la municipalidad sienta que valió la pena.

"No todos podemos ser presidente de la República, hay que conformarse con lo que la vida y las circunstancias le ha dado... y estoy pidiendo estos seis años para concluir, para construir una ciudad solidaria, saludable, amable".

Los parques

Desde que asumió como alcalde en el 2002, derrotando en la contienda electoral de ese año a Peggy Cabral, candidata por el PRD, Salcedo desarrolló una política de descontaminación visual y recuperación del espacio público, que siguió en su segundo período (2006-2010) y que todavía hoy tiene prioridad en su agenda para una posible próxima gestión.

Popularizó los denominados parques "canquiñas", que le han valido el aplauso hasta de sus opositores, que se los reconocen como "su único logro". Sin embargo, desde la acera contraria se le cuestiona el hecho de que no haya atendido con igual esmero parques emblemáticos de la Ciudad que todavía están abandonados.

La última de sus obras municipales es el parque temático de las avenidas John F. Kennedy con Abraham Lincoln, fuertemente cuestionado, tanto por su ubicación en una intercepción de dos de las vías más transitadas de la ciudad, así como por lo grotesco de las figuras de animales fantásticas que lo adorna. El espacio, todavía en construcción, ya se conoce en la población como el "Zooberto".