Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Salud

Hospital Francisco Moscoso Puello: ¿Un centro de salud o un mercado vial?

SANTO DOMINGO. Durante años, y ante la vista gorda de las autoridades, el frente del hospital docente Francisco Moscoso Puello se ha convertido poco a poco en un “gran mercado”, donde se vende desde chicharrones, ropa usada, zapatos, frutas, brebajes para hechicería hasta cuadros de santos para los que no tienen fe en la ciencia.

Quienes no conocen la zona jamás pensarían que detrás de la pared con ropas colgadas, de calderos llenos de empanadas, chicharrones, de plátanos, yuca, huevos sancochados y hasta cuadro de Metresilí, Anaísa, Belié Belcán y Ogún, existe un centro de salud.

El caos es el “pan nuestro de cada día”, cuando los pregoneros compiten por la venta de sus mercancías ofertadas a los pacientes, familiares y empleados del centro de salud, que apenas pueden entrar.

Ningún alcalde se ha decidido a enfrentar el problema de arrabalización que con el paso del tiempo se agrava por la presencia cada vez mayor de vendedores ambulantes.

El problema lleva más de 20 años, y como dice el director del hospital, Francisco Torres Lebrón, lo esfuerzos han sido infructuosos y remite la responsabilidad del problema a la autoridad municipal y al área IV de salud en su condición de rectora.

“Adentro no nos afecta, a pesar de la construcción, el hospital l funciona 100% en todos los servicio... afea, sí, la estética y la entrada del hospital y eso realmente da esa imagen de arrabalización que no debería ser en un hospital del tercer nivel”, dijo.

Cuenta que son varios los informes rendidos sobre la problemática, pero que entiende que su gestión tiene el límite de la autoridad competente: el cabildo del Distrito Nacional y el Ministerio de Salud Pública.

“Ya es un problema del ayuntamiento, de la municipalidad y es un problema de salud pública que deben tomar cartas en el asunto. En algún momento nos hemos acercado a la gente, pero ya eso le corresponde a ellos y le hemos expresado de la situación, eso ya está en territorio de la municipalidad, ellos son los que deben resolver”.

Reacciones

Pero no se trata sólo de estética, sino también de seguridad ciudadana, porque los mercaderes exhiben sus productos en la acera destinada para los transeúntes y en las calles por donde deben transitar los vehículos.

La señora Irene González ya es una víctima, tiene el brazo derecho afectado por una caída en el lugar al intentar cruzar. “Yo estoy afectada, el lunes pasado me caí. Yo tengo este brazo afectado , porque uno de los que vende tiene una cuerda sosteniendo su mesa y fui cruzar , tropecé y me caí , todavía estoy convaleciente”, afirma.

Aunque reconoce el derecho a ganarse la vida de manera horada, entiende que ese no es el lugar para tantos tarantines y espacios ocupados.

“Yo no lo veo correcto que haya tanta gente, pero ellos tienen que subsistir y ellos venden y viven de eso, pero no lo veo correcto frente a un hospital, lo que hay es que organizarlos”, opina.

Dijo estar consciente de que las autoridades del hospital están tratando de ver cómo se corrige el problema. Ella es miembro del comité de calidad del hospital y da testimonio del interés puesto por la dirección para resolver la situación.

Samuel Torres ve el lado “bueno”, y dice que por lo menos ahí encuentran frutas, cosa que los pacientes no encuentran en el hospital.

“No es correcto, debe haber orden, organizarse mejor, lo más importante es la higiene”, indica.

Pero la opinión de doña Magna Rudencindo es radical: entiende que no es correcto tener un mercado como ese frente a la entrada de un hospital y agrega: “Yo encuentro que deben ponerlo en otro lugar, afecta y afea el hospital, debe ser en otro lugar”.

Hay quienes dan un matiz político al problema y alegan que la falta de empleo es lo que empuja a la gente a tener que “buscársela” de esa manera, como dijo una señora que rehusó decir su nombre. “ Esto no está bueno para ir a restaurantes, ahí es que uno se salva señor, y ¿qué usted opina? concluyó la mujer.

TEMAS -