Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Salud

“Supe que había algo raro, pero siempre me he sentido más mujer que hombre”

Expandir imagen
“Supe que había algo raro, pero siempre me he sentido más mujer que hombre”

Si no lo dijera con tan decidida firmeza, costaría creerle que ha sido siempre feliz y que nunca la han discriminado. Hay una tristeza tan profunda en sus ojos, hay tanta resignación en la voz grave y en el gesto, que es casi imposible imaginarla sonriendo, iluminado el rostro.

El canoso pelo, partido a la mitad, se enreda en una trenza sobre la nuca. La barba puntea el mentón. Corpulenta, porta un vestido holgado y sin pretensiones. Blanco con diminutos dibujos de color indescifrable. Sin adornos, sin nada que llame la atención sobre ella.

Bajo los frondosos árboles a la vera de la carretera, Fiordaliza está sentada en una mecedora con una ausencia de esfinge. No está frente a su casa, situada un poco más lejos, sino frente a la de una sobrina que, como casi todos en el pueblo, vende productos diversos. Desde ese lugar vigila el negocito que tiene un poco más allá, en el lado opuesto.

Accede a conversar con indiferente condescendencia. Como si no le importara. Como si hablara de otra persona y no de ella misma. Como si la carencia de esa enzima que los científicos llaman 5 alfa reductasa y que inhibió durante su formación fetal el desarrollo de sus genitales masculinos, creando confusión respecto a su verdadero sexo, no fuera más que una broma que acepta de buena gana.

Pone una sola condición para la entrevista: no tomarle fotos. “Mi voz sí, pero no mi figura, no mi cara”. Solo acepta al final dejarse fotografiar las manos, entrelazadas sobre el regazo. Fuertes. Como ella. Una más entre los muchos del empobrecido Sur que han sido tomados como cobayas desde la década de los años setenta del pasado siglo, sin que hasta ahora nadie, ni la comunidad científica ni el Estado, se haga cargo de su sufrimiento.

Expandir imagen
Infografía

A usted la criaron como una niña, ¿a qué edad se dio cuenta de que no lo era?

Yo siempre me he sentido mujer. Supe que había algo raro, pero siempre me he sentido más mujer que hombre.

Perdone la pregunta, ¿tienes usted órganos femeninos o masculinos?

¿Cómo le digo? No tengo pene, porque es muy pequeño, pero sí tengo todo lo demás de una mujer.

¿Cómo ha sido su vida en esta condición?

Mi vida ha sido normal. Nunca le he dado mente a algo frente a lo cual no puedo hacer nada. Si Dios, o quien sea, me dispuso así, me quedo así. Una vez fui donde un doctor que iba a operarme, pero desistí.

¿Para tener cuál de los dos sexos?

El de mujer. Según me decía el doctor, lo mío era muy sencillo.

¿Qué pasó que no se operó?

Porque había que estar echando muchos viajes y el dinero no me daba.

Usted dice que nunca se ha sentido mal...

Bueno, hay gente que me mira pero, allá usted. Si me quiere mirar, me mira y, sino, sáquese los ojos. Cuando eso sucede pregunto: ¿qué me mira? ¿le molesto? Y me responden: no, no, no. Pero la gente ha sido normal conmigo por aquí, cuando salgo. No es que no quiera fijarse, pero no le hago caso porque, como quiera, hay que vivir.

Cuénteme un poco sobre haberse sentido siempre mujer.

Es que, le repito, soy físicamente más mujer que hombre, y también psicológicamente.

Entonces se habrá enamorado de hombres.

¿Cómo le digo? Antes sí, ya no. Ya no me interesa nada. Cuando estaba más joven... pero decidí quedarme así. Nunca tuve relaciones con nadie, ni hombre ni mujer. Me quedé así. He vivido en mi casa tranquila, no me molesta nada. La vida uno la vive según uno se disponga.

Esa decisión de no enamorarse, ¿a qué se debió en su momento?

Es como le digo: no es que no haya sentido, pero mi decisión fue quedarme sola. Nada. Para tener menos conflictos.

¿Nunca le asaltaron dudas sobre su decisión?

No, no, nunca. Me dije Dios es quien sabe, o la naturaleza, o lo que sea. Uno cree mucho en Dios, pero.

Usted es muy valiente

Imagínese, tengo que ser valiente, tengo que coger fuerzas de donde no hay. Y a mí me gusta vivir. La vida se hizo para vivirla y cada cual la vive a su manera.

¿Y en su familia no hubo nunca conflictos por su condición?

Ay, no, no, no. Mi familia es larga y se desvive conmigo. Me tratan y me quieren de más. Somos veintiún hermanos.

¡Veintiún hermanos! ¿De padre y madre?

De padre y madre somos dieciséis, y me quieren de más.

¿Sus padres están vivos?

Mi madre está viva. Mi padre murió hace dieciocho años.

¿Y la única que nació con esta condición fue usted?

Hay dos más, pero ellas se operaron. Están normales, son mujeres las dos. Yo no quise. Dije que me dejaran así, como Dios me mandó. Somos hermanas de padre y madre.

¿Han tenido familia? ¿Se casaron?

Ellas son jóvenes, están en la Capital. Una trabaja en una casa de familia y la otra, en un supermercado.

¿Son jóvenes?

Sí, de veinte y pico de años.

Cuando usted trató de operarse, ¿fue a médicos privados o a un hospital público?

Fui a una clínica de la que ya no me acuerdo el nombre, pero que está en la avenida 27 de Febrero. Después el doctor me hizo una cita en el Hospital Gautier, pero de eso hace mucho tiempo. Después no volví más. Mis hermanas hicieron cita con una doctora que es prima hermana de nosotras y ella les hizo las diligencias para que se operaran. De eso hace siete u ocho años.

Eran casi niñas entonces

Sí, eran muy jovencitas. Había una de doce años y otra que tenía trece o catorce.

¿Pero de verdad nunca se ha sentido discriminada?

Aquí no, por lo menos. Nunca tuve problemas con los amiguitos, con la escuela ni con nada.

¿En la escuela sabían cuál es su condición?

Quizá supieran, por el físico. Pero siempre me trataron bien. Puedo decir que nunca un profesor, un muchacho, me trató con indiferencia.

¿De qué usted vive?

Tengo un negocito: una carnicería, vendo cerveza, juego de dómino. Negociando uno encuentra sus chelitos para lo que se ofrezca.

¿Y los hombres nunca la han molestado?

No, nunca. Este es un campo pequeño y somos todos casi la misma familia. Si acaso llegara alguno y me molestara ahí siempre está la familia, pero nunca he tenido contratiempos con nadie.

¿Cuántos años tiene usted?

Me dicen que tengo como cuarenta y nueve años.

¿Y usted no tiene cédula?

Sí, tengo cédula.

¿Cuál es el sexo que aparece en la cédula?

Mujer, porque así dice mi acta de nacimiento.

¿Cuándo comenzó a cambiar su físico?

No he tenido cambios, siempre he sido así.

¿Nunca se ha rebelado contra su condición?

Ay, no, no. Soy muy respetuosa de lo que haya decidido el Señor, o lo que sea. Vivo una vida normal. Tranquila, sin muchas molestias, sin muchas fuñendas. Y ya tengo casi cincuenta años, me dicen.

TEMAS -