Aceras
Las aceras de la capital ya no son privativas de los peatones. Ante la indiferencia de las autoridades, locales comerciales y centros privados de toda índole hacen uso particular de un área pública.
Restaurantes, gimnasios, centros hospitalarios o de estudios, talleres... consideran que las aceras no son el límite de su negocio, sino el parqueo que la ciudad pone a su disposición.
Lo que en un momento parecía controlable se ha convertido en una invasión generalizada y permitida por las autoridades municipales, convirtiendo a la capital dominicana en una zona agresiva y descontrolada para el peatón.
Al Ayuntamiento le corresponde no expedir licencias y permisos a negocios cuya actividad se sabe que atraerá gran número de vehículos si no se tiene el parqueo suficiente. Zonas verdes y aceras están siendo invadidas ante la mirada indiferente de las autoridades, que toleran la arrabalización de todo tipo de sectores. No es fácil revertir el problema. Pero es su obligación.