Bandera en alto en Madrid

Tuve el privilegio de participar en la Feria del Libro de Madrid que tuvo como país invitado a la República Dominicana, y que se realizó con notable éxito económico y literario.

Permanecí por ocho días asistiendo a las actividades organizadas por la embajada de nuestro país ante el Reino de España, con la colaboración de los ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores, así como con la valiosa participación del sector privado nacional.

Prácticamente todos los actos, sin importar la hora, se realizaron a casa llena. Nunca antes la cultura y el libro dominicanos habían recibido tanta difusión en un mercado tan importante como el español. Numerosos intelectuales y artistas viajaron desde nuestro país para presentar trabajos o realizar actuaciones y la diáspora dominicana residente en España también aportó su alegría y entusiasmo al éxito de nuestra participación.

Una presencia sin sesgos, aunque, como selección al fin está abierta a las críticas. Lo importante, no obstante, fue el éxito rotundo de la misión criolla.

Un reconocimiento especial nos merece el embajador Olivo Rodríguez Huertas, ley, batuta y constitución de la presencia dominicana, así como el trabajo del comité encargado de elaborar el programa integrado por Soledad Álvarez, José Rafael Lantigua y Minerva del Risco, y también el personal de la Embajada dominicana.

Si existiera en el país el premio al Personaje Cultural del Año, se lo llevaría, sin dudas, el embajador Rodríguez Huertas por su encomiable labor en la organización de la presencia dominicana en la Feria.

Se demostró que cuando se quiere, se puede.

Adriano Miguel Tejada