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El 1 de mayo ya no es lo que era

El trabajo ideal existe. Simplemente es el que uno disfruta haciendo. Sea cual sea. El otro, el que uno tiene (si es afortunado y lo tiene) para ganarse la vida más o menos, tiene otros condicionantes. Empecemos por decir que el ideal es el de lunes a viernes de 9 a 5. Siete horas diarias, 35 semanales. Está en extinción, suele ser rutinario y fácilmente sustituible por robots en un futuro bastante más próximo del que presentimos.

Otros empleos siguen el modelo de trabajo sin horario, por proyecto. Ahí se complica, y en realidad a todos nos miden por rendimiento, cumplamos o no un horario. El trabajo informal es aún más duro y estresante. Y está finalmente el más complejo de todos. El del empresario.

No tiene horario, arriesga su dinero, lucha con todos los frentes abiertos (empleados, la administración, la competencia leal, la competencia desleal de los políticos, los clientes, las leyes, las crisis económicas locales y globales, la digitalización... )

¿Siempre tienen razón? No, a menudo no la tienen. Pero estamos viviendo un momento de discusiones trascendentales para el futuro de la productividad, de la competitividad, de la creación de empleo, de la calidad del empleo, de la lucha contra la informalidad, de la subida salarial, del futuro de nuestras pensiones ...

Los ciudadanos debemos empezar por recuperar las palabras: somos trabajadores, empleados. Y necesitamos estar informados de lo que se está negociando, sin el filtro interesado y sesgado de los sindicalistas y sin la reserva excesiva de los empresarios.

¿Terminarán dejando las decisiones a los políticos? Eso, está demostrado, no le conviene a nadie.

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Inés Aizpún es una periodista dominicana y española. Actualmente es la directora de Diario Libre. Ha recibido el premio Caonabo de Oro, el Premio de la Fundación Corripio de Comunicación por su trayectoria, y el premio Teobaldo de la Asociación de Periodistas de Navarra.