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Corrupción
Corrupción

La fotografía de la caravana de campaña de Leonel hacía un poco de ruido. Por un lado, como presidente de la Cámara de Diputados, Rubén Maldonado debería mostrarse un poco más imparcial. (No elige bien sus salidas “privadas”). Por otro, Félix Bautista pudo haber sido exculpado en tribunales dominicanos, pero ni en la opinión pública ni en otras cortes se ha detectado un brote de amnesia colectiva.

Odebrecht no fue nunca un caso local y cambiará muchos otros asuntos. Las investigaciones vendrían de fuera si aquí no se le dedicaba el interés y las ganas suficientes, porque la corrupción político-empresarial es ya transnacional y los negocios, como se ha demostrado sobradamente, son continentales.

Que el FBI esté detrás de las investigaciones despierta sentimientos encontrados. Unos lo ven como la garantía de que se llegará al fondo del asunto, de que no se va a poder manipular localmente la investigación. Para otros, es un ejemplo más de la “injerencia del Imperio” en los asuntos dominicanos. Y en cualquier caso, si el atrapado es el “corrupto preferido” de cada quien, hasta los que no sienten simpatía por Estados Unidos lo ven apropiado.

Odebrecht no es un caso cualquiera. La cantidad de gobiernos involucrados, las estratosféricas cifras de las que se habla, la naturalidad con que sobornados y sobornadores “trabajaban”... La impunidad tiene ese efecto.

Aquí, en el Congreso, se aprueba un préstamo por 50 millones de dólares que pagaremos los contribuyentes para que el Estado nos pueda cobrar más y mejor los impuestos. Duele pagarlos y duele aun más pagar un préstamo en dólares para que nos los cobren.

IAizpun@diariolibre.com

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