Globalización y valores nuevos (1)

Sabemos que una de las consecuencias inmediatas del fenómeno llamado globalización, es la destrucción de lo social y el empoderamiento del individuo que se encierra cada día más en el “yo” y menos en el “nosotros”.

Ese “yo” se aplica a las relaciones laborales (el trabajador la tiene perdida), a zonas en nuestros países y ciudades (Castell las llama “agujeros negros” del capitalismo informacional) que a nadie le importan, y al aislamiento del mundo por parte de los individuos (caminan con los oídos cubiertos por audífonos y mirando a su celular, sin importarles lo que pasa a su alrededor). A lo sumo, toman una fotografía de algo y lo comparten con su “yo” ampliado (sus amigos).

Todo eso ocurre mientras a nivel macro, el mensaje en los medios audiovisuales es más “universal”, entendiendo por universal lo que ocurre en las naciones que controlan el fenómeno. Tres muertos en una escuela en los Estados Unidos reciben más despliegue que una matanza étnica en África o una guerra en el Medio Oriente.

Al mismo tiempo, a nivel internacional se promueven esperanzadoras iniciativas contra el hambre, la protección del medio ambiente y se amplían los derechos de las personas a unos niveles que, muchas veces, resultan incomprensibles para las grandes masas del pueblo.

El proceso, además, ha potencializado el poder del Estado y de las elites que lo controlan. Cada día, el balance entre el Gobierno y la oposición es más precario y el individualismo aniquila los instrumentos de mediación como los partidos políticos y los sindicatos.

¿Qué hacer ante este movimiento abarcador y devastador del modo de vida que conocimos? Encontrar nuevos valores de convivencia. Pero eso será otro AM.

atejada@diariolibre.com

Adriano Miguel Tejada