¿Todavía en la ciudad?

El trabajo y el ocio, cómo se reparten y planean, para qué sirven y cuánto tiempo absorben... retratan a una sociedad.

Si hoy lunes usted todavía está en la oficina... no pertenece al grupo que salió el viernes pasado hacia sus casas de playa o montaña y que vuelve el miércoles a disfrutar a partir del Jueves Santo de una ciudad vacía. El regreso antes de que se llenen pueblos, playas, montes y ríos. Si antes los más privilegiados salían de la ciudad en Semana Santa, ahora “vuelven”...

Son los cambios sociológicos y económicos de la sociedad. El Jueves a las 12:30 era el inicio del asueto de Semana Santa, que incluía bastante menos hotel y más Iglesia. Vestir y visitar los altares de la Ciudad Colonial eran una parte hermosa del programa.

Para todos, creyentes o no, católicos practicantes o no tanto, el ritmo del ocio y del trabajo ha cambiado. La vida laboral tiene otras reglas que tendremos que aceptar. Los negocios, las empresas, los hábitos de consumidores de productos y clientes de servicios son otros. El mundo del trabajo no es factible de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. porque tampoco descansa todo el mundo a la vez. Nada se detiene. Todo se necesita disponible a toda hora.

No es cosa de millenials (que ya se nos están casando y empiezan a ser padres, así de rápido va todo...) ni de países desarrollados. Todos vivimos unos cambios profundos reflejados en el mundo laboral y en el del entretenimiento y que revelan el grado de desarrollo tanto como en otros tiempos lo hacían los índices de natalidad, de expectativa de vida... (Ya ni España echa siesta).

Todo tiene su lado bueno y sus inconvenientes. Lo que no es factible es pensar que la realidad se puede ignorar. Que no nos va a alcanzar.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún