Bahía de las Águilas
Diario Libre
El proyecto de desarrollar turísticamente el área de Bahía de las Águilas produce aprensión, porque hay demasiados ejemplos de leyes medioambientales incumplidas, de polos turísticos abandonados y/o arrabalizados, de poca transparencia en las concesiones y permisos.
La falta de planeamiento urbano es obvio en los enclaves que promocionamos en el exterior como paraísos tropicales, y que terminan siendo un problema por su falta de seguridad, arrabalización, por sus basureros incontrolados, por sus promesas de inversión inmobiliaria incumplidas: Puerto Plata no es lo que era, Bávaro no es lo que debería ser, Cap Cana no es, Boca Chica es lo que no debe permitirse ser. Y seguimos creyendo en que el turismo es el futuro más probable.
¿Desarrollar el Sur? ¡Claro que es necesario! Pero.. ¿cómo, quién?
De nuevo, un proyecto importante nace sobre un pecado original. Hace más de diez años terminaron en la cárcel los acusados de apropiarse de terrenos del Estado sobre los que se levantarían los proyectos turísticos soñados.
Que hoy el gobierno reconozca derechos a particulares sobre terrenos públicos no es el punto de partida deseable para confiar en un proyecto que, además, tiene riesgos y fragilidades ecológicas documentadas e indiscutibles.
El loable empeño de Danilo en desarrollar el Sur debe lograrse sobre bases firmes de transparencia y legitimidad. Convencernos de que nadie de su partido se va a beneficiar directamente tampoco sobraría.
IAizpun@diariolibre.com
La falta de planeamiento urbano es obvio en los enclaves que promocionamos en el exterior como paraísos tropicales, y que terminan siendo un problema por su falta de seguridad, arrabalización, por sus basureros incontrolados, por sus promesas de inversión inmobiliaria incumplidas: Puerto Plata no es lo que era, Bávaro no es lo que debería ser, Cap Cana no es, Boca Chica es lo que no debe permitirse ser. Y seguimos creyendo en que el turismo es el futuro más probable.
¿Desarrollar el Sur? ¡Claro que es necesario! Pero.. ¿cómo, quién?
De nuevo, un proyecto importante nace sobre un pecado original. Hace más de diez años terminaron en la cárcel los acusados de apropiarse de terrenos del Estado sobre los que se levantarían los proyectos turísticos soñados.
Que hoy el gobierno reconozca derechos a particulares sobre terrenos públicos no es el punto de partida deseable para confiar en un proyecto que, además, tiene riesgos y fragilidades ecológicas documentadas e indiscutibles.
El loable empeño de Danilo en desarrollar el Sur debe lograrse sobre bases firmes de transparencia y legitimidad. Convencernos de que nadie de su partido se va a beneficiar directamente tampoco sobraría.
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