Nacionalización del trabajo

En momentos en que los empleadores y los trabajadores discuten un aumento del 20% al salario mínimo resulta extraño que no es tema de discusión el cumplimiento de la nacionalización del trabajo, ya que los pocos trabajos formales e informales disponibles están ocupados cada vez más por extranjeros indocumentados. Sólo hay que salir a las calles o visitar nuestros campos para ver que la mayoría de los guachimanes, servicio doméstico, albañiles, fruteros, chiriperos y vendedores ambulantes que ocupan los espacios públicos, así como los trabajadores agrícolas son nacionales haitianos indocumentados.

Igualmente, en el sector servicios vemos una gran cantidad de nacionales venezolanos que son los que atienden los negocios, al tiempo que escuchamos noticias de que nuestra Cancillería ha firmado acuerdos de exoneración de visados con El Salvador, Guatemala y Honduras, países más pobres e inestables que el nuestro, desde los cuales emigran grandes cantidades de personas que competirán con la fuerza laboral nacional.

Mientras tanto, nuestros jóvenes se ven en el falso dilema de emigrar o delinquir, porque no visualizan muchas oportunidades de movilidad social en su propio país.

Sr. Presidente, ciertamente tenemos el deber de brindar hospitalidad y respeto a los extranjeros, pero, igualmente usted tiene el deber de poner orden y velar que se apliquen las leyes tal como se la aplican a los dominicanos en el extranjero, de modo que cualquier beneficio o conquista social sea aprovechada por nuestros ciudadanos primero.

Gerson Pérez

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