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Conversación sobre la educación (1 de 2)

A continuación se presenta el extracto de una conversación sobre el tema de la educación.

-Andrés L. Mateo acaba de decir que "la educación dominicana está en crisis, nuestros estudiantes no manejan el instrumental principal del sistema enseñanza-aprendizaje, que es la lengua; y esto los aleja de la maravillosa sensación de descubrir el deleite del pensamiento. Y los aleja de la posibilidad de estructurar un pensamiento lógico". ¿Qué le parece eso, estimado Maestro?

-Filósofo Vitriólico, las pruebas nacionales indican que, aún cuando la mayoría es promovida al terminar el octavo grado, el estudiante no sabe todo lo que debía saber en matemática, lengua española, ciencias naturales y ciencias sociales, y que al completar el bachillerato no ha logrado los conocimientos mínimos esperados… Sin embargo, ni las autoridades ni el maestro han reaccionado a estos señalamientos… La promoción al margen del conocimiento es ya parte de la cultura de la educación dominicana.

-O sea que, usted, gran Maestro, coincide con lo que afirma el escritor laureado ya citado. Sin embargo, la escuela ha ampliado su cobertura a los estratos más pobres. ¿Acaso esa masificación influye en la calidad de la enseñanza?

-Filósofo Vitriólico, la idea de que a los pobres se les debe ofrecer una educación de segunda y una titulación fácil para que egresen del sistema lo más rápido posible, es un cuestionamiento radical del papel de la educación como mecanismo de desarrollo y promoción individual.

-Pero es evidente que en la escuela no se aprende lo necesario, y eso tiene que ser atribuible al sistema educativo. ¿No es así?

- Si, Vitriólico. En cierta medida, el docente, el director de centro y muchos de los técnicos y funcionarios del sistema educativo laboran de conformidad con lo que aprendieron. Y... ¿Qué aprendieron? Que la educación es una actividad marginal; que el currículo es materia para impresionar a extranjeros; que el libro es un instrumento político y no un elemento fundamental para una educación de calidad; que la educación pública es educación de pobres; que los pobres aprenden menos; que no existe una correlación entre la promoción y el aprendizaje; que todos los niveles enseñan lo mismo; que el aprendizaje de los estudiantes no es la finalidad del sistema educativo; y, finalmente, aprendieron que no hay que esforzarse demasiado.

-Lo que usted acaba de decir, Maestro, es grave, pero lo es más aún si nos damos cuenta que somos un país que no reacciona ante sus problemas fundamentales.

- Filósofo, sepa que no se paga incentivos a un maestro o una escuela por el éxito de sus alumnos. De hecho, a veces se premia, a pesar de los pobres resultados de los estudiantes. El incentivo en el sistema educativo dominicano es un mecanismo para mejorar el salario de todos los maestros.

-En definitiva, gran Maestro, la escuela adolece de problemas múltiples.

- Si, Vitriólico. Es que resultará difícil contar con escuelas más fuertes y centradas en la formación de sus estudiantes, si no se dispone de profesores y directores con las competencias necesarias para realizar la tarea… Si no se fortalece la administración y se restablece la disciplina escolar para asegurar que el horario oficial reducido se cumpla, será muy difícil hacer cumplir uno más largo. Si no se amplía el número de aulas, principalmente en las zonas urbanas, donde se concentra el déficit, la contratación de profesores resulta superflua. Y si el sistema no cuenta con profesores bien formados, motivados y disciplinados, que puedan manejarse con eficiencia en el aula y conviertan el horario extendido en una experiencia estudiantil valiosa y respetada, la extensión del mismo consolidará las viejas malas prácticas, incrementará el aburrimiento de los estudiantes y originará expresiones de corrupción.

-Todo un círculo vicioso, gran Maestro. Se ha perdido la mística de la enseñanza y de la disciplina que conlleva.

-Filósofo Vitriólico, no se puede reivindicar el conocimiento sin reivindicar el tiempo en la formación. Pues, ambos se complementan: el que menos estudia, menos aprende… Ahora bien, la reivindicación del horario pone a la sociedad dominicana frente a las miserias acumuladas por el sistema educativo por décadas. La enfrenta con la falta de aulas, con el deterioro del ambiente escolar, con los contratos docentes, etc. Pero, sobre todo, la enfrenta con una valoración de la educación como una actividad marginal que se realiza a ratos. Si la educación dominicana ha de mejorar, hay que retomarla como una actividad principal a la cual se dedican años de vida.

*Entrevista imaginaria al ingeniero y maestro Ramón Flores, sacada de su libro: "Formación de Directivos y Docentes: Reflexiones y Propuestas", editado por el Ministerio de Educación.