El PLD en símbolos de unidad...

Dejar yipeta y seguridad para abordar una guagua y compartir entre compañeros como en los tiempos aquellos, demuestra que los peledeístas de nostalgia no mueren.

Mientras lleguen juntos a los actos importantes del partido, la división puede sacarle la lengua a la unidad y la unidad no hacerle caso.

Hubo preocupación por unas gotas que caían en el Pabellón de Voleibol, incluso en el lugar en que se sentarían los presidentes, pero un activo ministro de Deportes solucionó el problema.

Interesante y que revela innovación fue la colocación de pantallas en que se reprodujeron las letras del himno del partido como si se tratara de un karaoke.

Nadie se equivocó, pues los compañeros de la base tienen entrenamiento y experiencia de bares. Fue una lástima que Selman se excusara, ya que hubiera gozado como autor de la pieza. Comprobado a donde ha llegado el PLD.

El acto quedó bonito, como una misa cantada. Aunque (nada es perfecto) hubo un tinte en el sancocho. Lidio se esmeró en ser más Cadet y aprovechó un público cautivo para predicar la doctrina Sathya Sai Baba.

Por suerte Reinaldo tocó la campana.

Diario Libre

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