Los Verdes y la candela del 28...

El Gobierno supo en enero del 2017 que ese sería un año de auge en la calle, y fue prudente en no provocar ni dejarse provocar. Los meses finales fueron de respiro, y no porque el Gobierno hiciera nada, sino por cansancio o agotamiento, y no de las piernas para marchar, sino de propuestas viables. Los manifiestos de renuncia del presidente fueron como esas chimeneas eléctricas, en que se ve el fuego, dan calor, pero no queman madero.

Enero vuelve a sintonizar con la calle y el Gobierno de seguro no sabe cómo vendrá, si igual al inicio del año pasado o al término del período.

No puede negarse sin embargo que la cita del 28 dispara la alarma y podría obligar a despertar más temprano, y no por la fecha ni por el entusiasmo, sino por el lugar.

Una parada multitudinaria por los frentes del Palacio es lo más parecido a un fuego sin control cerca de una bomba de gasolina. Los bomberos de la Mella no llegarían a tiempo para sofocar las llamas.

Eso lo sabe el Gobierno, pero difícilmente los organizadores. O sí lo saben y quieren tomarse mayores riesgos. Si Gandhi, Luther King y Mandela no fueron suficientes, tal vez un poco de Mao no haga daño.

Diario Libre