¿Nosotros clavándonos el cuchillo?

Llamarlos cínicos sería elevarlos de categoría, pero calificarlos de cara dura sería agraviarlos. Un recurso intermedio sería decir que se hacen.

Esos que se hacen no se explican dónde o cómo se llevan a cabo las encuestas en que nuestro país supera a otros en déficit y en maldad.

No es que crean que el dominicano es bueno por naturaleza, pero tampoco un engendro del infierno. Que no sea primero en educación, salud, transporte y competitividad, no implica que sí en soborno.

Esos resultados, la sola situación, llevan a pensar que los responsables de esas mediciones las tienen tomadas contra esta media isla. Que están cobrando deudas por encargo y sin que se conozcan razones del acreedor.

Hay un aspecto, sin embargo, que sacude el alma. Los porcentajes no corresponden a opiniones ajenas, propias de gente que no conoce al dominicano. Todo lo contrario. Lo que se registra no es obra de un extranjero por allá, sino del dominicano por aquí. Carga la carabina que le apunta, afila cuchilla para su garganta. Los latinos decían que el hombre era lobo para el hombre. ¿Puede pensarse igual del dominicano para el dominicano?

Diario Libre