Primero la política, luego el gremio...

Hubo un tiempo en que era normal que ante un hecho inusitado o escandaloso el efecto llevara a las personas a rasgarse las vestiduras.

Quienes hayan leído las Escrituras conocen el sentido profundo de la expresión.

En esta época las situaciones se dan con tanta frecuencia y naturalidad, que no hay que romperse la ropa en gesto de indignación. Simplemente quitarse la parte de arriba, la camisa en caso de hombre, y se descubrirá debajo –como si fuera su ser verdadero– la identificación de un partido.

Necias, pues, las voces que se levantan para condenar las influencias de la política en las elecciones del Colegio de Abogados. ¿Acaso no es lo mismo que sucede en el Colegio Médico o de Ingenieros, o entidades como las que agrupan a los agrónomos o a las enfermeras?

La experiencia de toda la vida es que primero político o miembro de un partido y después profesional. Nadie llega a la dirección de nada si no usa de estribo o de escalera la política. La antigua Adoma fue en mucho superior a la actual Card, pero igual instrumento político (aunque también ideológico).

El dominicano nunca deja de ser dominicano.

Diario Libre